Página 42 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Jesús es nuestro guía, 1 de febrero
Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al
Padre sino por mí.
Juan 14:6
.
Oh, si pudiéramos nosotros, que somos peregrinos y extranjeros en este
país extraño, que buscamos un país mejor, un país celestial, comprender a
Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida. El dice: “Nadie viene al Padre sino por
mí”. El camino que él ha señalado es tan claro y evidente, que el más pecador,
cargado con sus culpas, no necesita perderlo. Ningún tembloroso buscador
necesita fracasar en la búsqueda del camino verdadero, y en caminar en la luz
pura y santa, porque Jesús es el Guía en el camino.
El camino es tan estrecho, tan santo, que no puede tolerarse en él el pecado,
y sin embargo, el acceso al camino ha sido posibilitado para todos, y ni una
sola alma abatida, dudosa y temblorosa necesita decir: “Dios no se preocupa
por mí”. Toda alma es preciosa para su vista. ... Cuando Satanás triunfaba
como el príncipe de este mundo, cuando reclamaba este mundo como su reino,
cuando estábamos todos manchados y corrompidos por el pecado, Dios mandó
a su mensajero desde el cielo: a su Hijo amado para proclamar a todos los
habitantes del mundo: “He encontrado un rescate. He preparado un camino de
escape para todos los que perecen. Tengo a vuestra disposición los documentos
de vuestra emancipación, sellados por el Señor del cielo y de la tierra”. ....
No es porque haya algún defecto en el título que ha sido comprado para
vosotros, que no lo aceptáis. No es porque la misericordia, la gracia, el amor
del Padre y del Hijo, no sean amplios, y no hayan sido derramados libremente,
que vosotros no os regocijáis en el amor perdonador. ... Si os perdéis, es
porque no queréis acudir a Cristo, para que tengáis vida.
Dios espera para derramar la bendición del perdón de los pecados, del
perdón de la iniquidad, del don de la justicia sobre todos los que quieran creer
en su amor, y aceptar su salvación. Cristo está listo para decirle al pecador
arrepentido: “Mira que he hecho pasar de ti tu iniquidad ...”.
Zacarías 3:4-7
.
Cristo es el eslabón que conecta a Dios con el hombre. La sangre de Jesucristo
es la súplica elocuente que habla en favor de los pecadores.—
Manuscrito 32a,
1894
.
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