Página 48 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Tengamos en cuenta a Dios, 7 de febrero
El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia:
por la herida del cual habéis sido sanados.
1 Pedro 2:24
.
Cristo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo, en el árbol de la cruz. ...
¿Qué debe ser el pecado, si ningún ser finito pudo hacer la expiación? ¿Cuál
debe ser su maldición, cuando solamente la Deidad pudo conjurarla? La cruz
de Cristo testifica ante cada hombre, que la muerte es el castigo del pecado.
... ¿Acaso habrá algún poderoso encantamiento que retiene el sentido moral,
impidiéndole ser impresionado por el Espíritu de Dios? Os amonesto, como
embajadora de Cristo, ... a ser diligentes en la búsqueda de la gracia de Dios.
La necesitáis cada día, para que no cometáis errores en vuestra vida. ...
Quizá creáis que sois competentes para manejaros, para trazar planes y
ejecutarlos, según vuestro propio juicio. Esto no es seguro para vosotros, o
para cualquiera que lo haga. Yo hablo de las cosas que conozco. Tened en
cuenta a Dios en vuestros planes. Buscad su dirección, y él no será buscado
en vano. ... Os amonesto a que no dejéis pasar estas preciosas horas de prueba,
sin efectuar un progreso espiritual. No permitáis, en ningún caso, que vuestras
facultades morales sean empequeñecidas. ...
El cielo está ante vosotros con sus atracciones, como un eterno peso de
gloria, que podéis perder o ganar. ¿Qué sucederá? Vuestra vida y vuestro
carácter testificarán de la elección que habéis hecho. Me siento sumamente
ansiosa porque veo a tantas personas indiferentes hacia los temas de importan-
cia infinita. Ellas están siempre ocupadas aquí y allá con cosas de importancia
menor, de manera que descartan de sus pensamientos el gran tema. Carecen de
tiempo para orar, no tienen tiempo para velar, ni tiempo para investigar en las
Escrituras. Están demasiado ocupadas para hacer la preparación necesaria para
la vida futura. No pueden dedicar tiempo a perfeccionar caracteres cristianos,
y a buscar con diligencia un título para el cielo.
Si queréis tener la vida eterna, debéis ser fervientes y trabajar con dili-
gencia para obtenerla. ... Glorificad a Dios eligiendo andar en sus caminos, y
haciendo su voluntad. El será vuestro sabio consejero y vuestro amigo seguro
e inmutable.—
Carta 23, 1873, pp. 3, 2
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