Página 47 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Cuidad de la propiedad de Dios, 6 de febrero
El cual se dió a sí mismo por nuestros pecados, para librarnos de este
presente siglo malo, conforme a la voluntad de Dios y Padre nuestro.
Gálatas 1:4
.
Habéis costado mucho. “Glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
1 Corintios 6:20
. Aquello que podéis
considerar como propio, es de Dios. Cuidad su propiedad. El os ha comprado
a un precio infinito. Vuestra mente es suya. ¿Qué derecho tiene una persona
de abusar de un cuerpo que no le pertenece, sino que es del Señor Jesucristo?
¿Qué satisfacción puede derivar nadie de disminuir gradualmente las potencias
de un cuerpo y una mente, mediante la indulgencia egoísta hecha en cualquier
forma?
Dios ha dado a cada ser humano un cerebro. El desea que sea usado para
gloria suya. Mediante él, el hombre está capacitado para colaborar con Dios en
sus esfuerzos para salvar a sus prójimos que perecen. No tenemos demasiado
poder intelectual o facultades de razonamiento. Debemos educar y capacitar
cada facultad de la mente o el cuerpo—el mecanismo humano que Cristo ha
comprado—a fin de que podamos hacer de él el mejor uso posible. Debemos
hacer todo lo posible por fortalecer estas capacidades; porque a Dios le agrada
que nosotros nos convirtamos en colaboradores suyos, cada vez más eficientes.
En Exodo leemos que, cuando el Señor dirigió a los israelitas en la cons-
trucción de un tabernáculo en el desierto, él les dió a algunos hombres capa-
cidades, talentos y habilidades especiales para proyectar, y luego los señaló
para hacer trabajos determinados. El tratará con nosotros del mismo mo-
do. ... Y aunque tengamos que comenzar de una manera muy humilde, él
nos bendecirá y multiplicará nuestros talentos, como recompensa de nuestra
fidelidad.—
Manuscrito 8, 1904, pp. 5, 6
.
Cristo murió por vosotros, y vosotros debéis vivir como para Dios. Dejad
que vuestra facultad de razonamiento, refinada, purificada y santificada, sea
llevada a Dios. El Señor requiere la santificación de todo el ser. La mente,
tanto como el cuerpo, en su totalidad, deben ser elevados y ennoblecidos. Dios
sienta su derecho sobre la mente, el alma y el cuerpo.—
Manuscrito 167, 1897
.
No está en la capacidad de aquellos que se nombran con el nombre de
Jesús, darle a él más de lo que le pertenece. El ha comprado a cada instrumento
humano a un precio infinito, y nosotros somos su propiedad, durante el tiempo
y la eternidad.—
Carta 51b, 1894
.
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