Página 64 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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A Dios sea dada la gloria, 23 de febrero
A los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la
justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo.
2 Pedro 1:1
.
¡Qué tema exaltado es éste de la contemplación—la justicia de Dios y
nuestro Salvador Jesucristo! La contemplación de Cristo y su justicia, no deja
lugar para la justicia propia, para la glorificación del yo. En este capítulo no
hay pausa. Hay un avance continuo, en cada etapa, en el conocimiento de
Cristo. ...
Debemos gloriarnos en Dios. El profeta dice: “Así dijo Jehová: No se
alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico
se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en
entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y
justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová”.
Jeremías 9:23,
24
. ...
Hemos sido llamados al conocimiento de Cristo, y esto es al conocimiento
de la gloria y la virtud. Es un conocimiento de la perfección del carácter
divino, manifestado a nosotros en Jesucristo, que se abre a la comunión con
Dios. ... Escasamente puede la mente humana comprender cuál es la amplitud,
y la profundidad, y la altura de los logros espirituales, que pueden alcanzarse
al llegar a ser participantes de la naturaleza divina.—
The Youth’s Instructor,
24 de octubre de 1895
.
Anhelo dirigirme a los jóvenes y a las señoritas que están deseosos de
conformarse con logros medianos. Ojalá que el Señor influya en sus mentes,
para que vean qué es la perfección del carácter. ¡Ojalá que pudieran conocer
la fe que obra por el amor, y purifica el alma! Estamos viviendo en días
de peligro. Únicamente Cristo puede ayudarnos y concedernos la victoria.
Cristo debe serlo todo para nosotros; él debe morar en el corazón; su vida
debe circular por nosotros, como la sangre circula por las venas. El Espíritu
debe ser un poder vitalizador, que nos haga influir en otros, para que sean
semejantes a Cristo, y santos.—
The Youth’s Instructor, 31 de octubre de 1895
.
Si nuestros jóvenes atendieran a las reglas establecidas en esta página, y
las practicaran, ¡qué influencia ejercerían del lado del bien!—
Ibid
.
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