Página 69 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Gozo inefable y glorificado, 28 de febrero
Al cual, no habiendo visto, le amáis; en el cual creyendo, aunque al
presente no le veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado.
1 Pedro
1:8
.
Cristo ha dicho: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”.
Juan 7:37
.
¿Habéis agotado la fuente?—No; porque es inagotable. No bien sintáis vuestra
necesidad, podéis beber, y beber otra vez; la fuente siempre está llena. Y
cuando hayáis bebido una vez de esa fuente, no andaréis procurando apagar
vuestra sed en las cisternas rotas de este mundo; no andaréis averiguando cómo
podéis encontrar más placer, diversión y entretenimientos. No; porque habréis
estado bebiendo de las corrientes que alegran la ciudad de Dios. Entonces
vuestro gozo será pleno, porque Cristo estará en vosotros, la esperanza de
gloria.—
The Review and Herald, 15 de marzo de 1892
.
En él se encuentra un gozo que no es incierto ni insatisfactorio. ... ¿Por qué
no ha de presentarse la religión de Cristo como realmente es, llena de atractivo
y poder? ¿Por qué no hemos de presentar delante del mundo la hermosura de
Cristo? ¿Por qué no mostramos que tenemos un Salvador vivo, uno que puede
caminar junto a nosotros en las tinieblas como en la luz, y en quien podemos
confiar? ...
Hemos visto interponerse nubes entre nosotros y el sol, pero no nos lamen-
tamos y vestimos de saco, por temor de no volver a ver el sol. No manifestamos
ansiedad por eso, sino que esperamos, tan gozosamente como podemos, que
pasen las nubes y vuelva a brillar el sol. Así también acontece con nuestras
pruebas y tentaciones. Pareciera que las nubes nos privan de los brillantes
rayos del Sol de Justicia; pero sabemos que el rostro de nuestro Redentor no se
ocultará para siempre. El nos está contemplando con amor y tierna compasión.
No desechemos nuestra confianza, porque tiene grande remuneración, pero
cuando las nubes se acumulen sobre el alma, mantengamos nuestros ojos fijos
donde podamos ver el Sol de Justicia, y regocijémonos de que tenemos a un
Salvador vivo. Pensemos cuán hermosa fué la luz de que hemos disfrutado,
mantengamos la mente fija en Jesús, y la luz volverá a brillar sobre nosotros,
y los pensamientos de desánimo se irán. Tendremos gozo en Cristo, e iremos
cantando en nuestro recorrido hacia el Monte de Sión.—
Ibid
.
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