Página 82 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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El privilegio de la seguridad, 11 de marzo
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y tenemos nuestros
corazones certificados delante de él.
1 Juan 3:19
.
Quisiera impresionar a nuestros jóvenes y señoritas con la necesidad de
hacer segura nuestra vocación y elección. Os ruego que no hagáis una obra
casual o incierta, cuando vuestros intereses eternos están implicados. Si hacéis
asi perdéis la felicidad, la paz, el consuelo y la esperanza en esta vida, y perdéis
también vuestra herencia inmortal.
Jóvenes amigos, estáis destinados al juicio, y mediante la gracia de Cristo
debéis rendir obediencia a los mandamientos de Dios, y diariamente obtener
fortaleza de carácter, de modo que no falléis o seáis desanimados. Abundante
gracia divina ha sido provista para cada alma, para que cada uno pueda entrar
en el conflicto, y salir victorioso. No seáis perezosos; no os hagáis la ilusión de
que podéis ser salvos andando de acuerdo con los rasgos naturales de vuestro
carácter—que podéis derivar con la corriente del mundo, y gratificar y agradar
al yo, y todavía ser capaces de soportar las fuerzas del mal en tiempo de crisis,
y salir victoriosos cuando la batalla arrecia. ... Debéis aprender cada día a
obedecer las órdenes del Capitán de la hueste celestial.
Mis jóvenes amigos, ¿oráis? ¿Os estáis educando para ofrecer peticiones
en demanda de pensamientos puros, aspiraciones santas, con un corazón puro
y manos limpias? ¿Estáis educando vuestros labios para cantar alabanzas a
Dios, y estáis buscando hacer la voluntad divina? Esta es la clase de educación
que será de mayor valor para vosotros. Ella os guiará en la formación de un
carácter semejante al de Cristo.—
The Youth’s Instructor, 7 de noviembre de
1895
.
No os sentéis en la cómoda silla de Satanás, y no digáis que de nada
vale que os esforcéis, porque no podéis dejar de pecar, y que no hay poder
en vosotros para vencer. No hay poder en vosotros cuando estáis alejados
de Cristo, pero tenéis el privilegio de tener a Cristo morando en vuestro
corazón por fe, y él puede vencer el pecado en vosotros cuando cooperáis con
sus esfuerzos. ... Podéis ser epístolas vivas, conocidas y leídas por todos los
hombres. No debéis ser cartas muertas, sino cartas vivas, que testifiquen ante
el mundo que Jesús puede salvar.—
The Youth’s Instructor, 29 de junio de
1893
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