Página 83 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Elegidos de Dios, 12 de marzo
Porque te tomé de los extremos de la tierra, ... y te dije: Mi siervo eres
tú, te escogí, y no te deseché.
Isaías 41:9
.
Muchos tienen ideas confusas acerca de lo que constituye la fe, y viven por
debajo de sus privilegios. Confunden sentimiento y fe, y están continuamente
angustiados y perplejos, porque Satanás toma toda ventaja posible de su igno-
rancia e inexperiencia. ... Debemos aceptar a Cristo como nuestro Salvador
personal, o fracasaremos en nuestro intento por llegar a ser vencedores. No
nos traerá ningún beneficio mantenernos alejados de él, creer que nuestro
amigo o nuestro vecino pueden tenerlo por su Salvador personal, pero que
nosotros no podemos experimentar su amor perdonador. Debemos creer que
somos elegidos de Dios, para ser salvados por el ejercicio de la fe, a través de
la gracia de Cristo y la obra del Espíritu Santo; y debemos alabar y glorificar a
Dios por esta maravillosa manifestación de un favor que no merecemos. Es el
amor de Dios el que conduce el alma a Cristo para ser benignamente recibida
y presentada al Padre. Mediante la obra del Espíritu, se renueva la relación
divina entre Dios y el pecador. El Padre dice: “Yo seré Dios para ellos, y ellos
serán para mí hijos. Ejerceré el amor perdonador hacia ellos, y derramaré en
ellos mi gozo. Ellos serán para mí un tesoro peculiar; porque este pueblo a
quien yo he formado por mí mismo manifestará mi alabanza”.
El Padre concede su amor al pueblo elegido que vive en medio de los
hombres. Son el pueblo que Cristo ha redimido, mediante el precio de su propia
sangre, y porque responden a la dirección de Cristo, mediante la misericordia
soberana de Dios, son elegidos para ser salvados como sus hijos obedientes.
La gratuita gracia de Dios se manifiesta sobre ellos, y el amor con que él los
ha amado. Cualquiera que se humille como un niñito, que reciba y obedezca la
Palabra de Dios con sencillez infantil, estará entre los elegidos de Dios.—
The
Signs of the Times, 1 de febrero de 1893
.
Podéis demostrar que sois los elegidos de Cristo siendo fieles; podéis
demostrar que sois los escogidos de Cristo permaneciendo en la vid.—
Manuscrito 43, 1894
.
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