Página 93 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Venciendo progresivamente al mal, jueces 22 de marzo
Bienaventurado el varón que sufre la tentación; porque cuando fuere
probado, recibirá la corona de la vida, que Dios ha prometido a los que
le aman.
Santiago 1:12
.
No es la orden ni la voluntad de Dios escudar a su pueblo de la tentación.
... Cuando la verdad se posesiona del corazón, el cristiano es puesto frente al
conflicto. ... En su propia casa, y aun en su propio corazón, hay elementos opo-
sitores, y ninguna cosa, sino el abundante Espíritu de Dios, puede asegurarle
la victoria.—
Manuscrito 59, 1900, pp. 16
.
El comienzo del acto de ceder a la tentación está en el pecado de permitir
que la mente vacile, en ser inconsecuente en vuestra confianza en Dios. El
perverso siempre anda buscando la oportunidad de desfigurar a Dios, y de
atraer la mente a lo que es prohibido. Si logra conseguirlo, fijará la mente sobre
las cosas de este mundo, se esforzará por excitar las emociones, por despertar
las pasiones, por fijar los afectos en aquello que no es para el bien; pero
vosotros podéis someter toda emoción y pasión a control, en serena sujeción
a la razón y la conciencia. Entonces Satanás pierde su poder de controlar la
mente. La obra a que Cristo nos llama, es la obra de vencer progresivamente
los males espirituales de nuestro carácter. Las tendencias naturales deben ser
vencidas. ... Los apetitos y las pasiones deben ser subyugados, y la voluntad
debe ser puesta enteramente del lado de Cristo.—
The Review and Herald, 14
de junio de 1892, pp. 371
.
Oramos a nuestro Padre celestial: “No nos dejes caer en tentación”, y
luego, demasiado a menudo, fracasamos en impedir que nuestros pies nos
conduzcan a la tentación. Debemos mantenernos alejados de las tentaciones
por las cuales somos fácilmente vencidos. Forjamos nuestro éxito mediante
la gracia de Cristo. Debemos quitar del camino la piedra de tropiezo que ha
hecho que nosotros y muchos otros pasemos por vicisitudes.—
Manuscrito
124, 1902
.
La tentación y las pruebas nos asaltarán a todos, pero no necesitamos ser
vencidos por el enemigo. Nuestro Salvador ha vencido por nosotros. Satanás
no es invencible. ... Cristo fué tentado para que supiera cómo ayudar a cada
alma que después sería tentada. La tentación no es pecado; el pecado está en
ceder a la tentación. La tentación significa victoria y gran fortaleza para el
alma que confía en Jesús.—
Manuscrito 113, 1902, pp. 6
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