Página 135 - Obreros Evang

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Elementos esenciales para el servicio
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Por muy celosamente que se defienda la verdad, si la vida diaria
no testifica de su poder santificador, de nada valdrán las palabras
dichas. Un curso de acción inconsecuente endurece el corazón,
empequeñece la mente del obrero, y pone piedras de tropiezo en el
camino de aquellos por quienes trabaja.
La vida diaria
El predicador debe estar libre de toda perplejidad temporal inne-
cesaria, para poder entregarse por completo a su vocación sagrada.
Debe dedicar mucho tiempo a la oración, y disciplinarse según la
voluntad de Dios, a fin de que su vida ponga de manifiesto los frutos
del dominio propio. Su lenguaje debe ser correcto; sin que salgan de
sus labios frases chabacanas ni expresiones bajas. Su indumentaria
debe estar en armonía con el carácter de la obra que hace. Esfuér-
cense los predicadores y maestros por alcanzar la norma fijada en
las Escrituras. No descuiden las cosas pequeñas, que a menudo no
se consideran importantes. La negligencia en las cosas pequeñas
induce a descuidar las responsabilidades mayores.
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