Página 154 - Obreros Evang

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Sugestiones prácticas
Discursos formales
—Algunos predicadores, en la preparación
de sus discursos, arreglan todo detalle con tal exactitud que no
dan al Señor ocasión de dirigir sus mentes. Cada punto está fijado,
estereotipado, por así decirlo, y parecen incapaces de apartarse del
plan señalado. Este es un grave error que, puesto en práctica, creará
en los predicadores estrechez de miras, y los dejará privados de vida
y energía espirituales como lo estaban de rocío y lluvia los collados
de Gilboa.
Cuando un predicador cree que no puede apartarse de un discurso
fijo, el efecto es poco mejor que el producido por la lectura de un
sermón. Los discursos formales y sin vida tienen en sí muy poco
del poder vivificador del Espíritu Santo; y el hábito de predicar
tales sermones destruirá con eficacia la utilidad y capacidad del
predicador.
Dios quiere que sus obreros dependan enteramente de él. Deben
escuchar para oír lo que el Señor dice, y preguntar: ¿Cuál es tu
palabra para la gente? Sus corazones deben estar abiertos, para que
Dios pueda impresionar sus mentes, y entonces podrán dar a la
gente la verdad emanada del cielo. El Espíritu Santo les dará ideas
adaptadas para suplir las necesidades de los concurrentes.
* * * * *
La reverencia
—He oído a algunos predicadores hablar de la vida
y enseñanzas de Cristo de una manera vulgar, como si relatasen
incidentes biográficos de algún hombre célebre del mundo. A la
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verdad, no es raro que algunos predicadores hablen de Cristo como
de un hombre semejante a ellos. Cuando oigo este tema sagrado
tratado de tal manera, siento inexpresable pesar; porque sé que
aunque estos hombres enseñan la verdad, nunca han tenido una
sublime comprensión de Cristo; nunca han llegado a conocerlo. No
tienen esa elevación de pensamiento que les daría un claro concepto
del carácter del Redentor del mundo.
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