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Obreros Evangélicos
El dinero prestado o dado no puede hacerla, como tampoco los
sermones predicados desde el púlpito. La enseñanza de las Escrituras
en las familias es la obra del evangelista, y ha de ir unida a la
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predicación. Si se llega a omitir, la predicación fracasará en extenso
grado.
Los que buscan la verdad necesitan que se les digan palabras
en sazón; porque Satanás les está hablando por sus tentaciones. Si
os sentís repelidos al tratar de ayudar a las almas, no hagáis caso.
Si parece resultar poco bien de vuestra obra, no os desalentéis. Se-
guid trabajando; sed discretos; sabed cuándo hablar, y cuándo callar;
velad por las almas como quienes han de dar cuenta; y vigilad las
trampas de Satanás, para que no seáis apartados del deber. No per-
mitáis que las dificultades os descorazonen o intimiden. Con fuerte
fe, con propósito intrépido, arrostrad y venced estas dificultades.
Sembrad la semilla con fe y con mano generosa.
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