Página 173 - Obreros Evang

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El ministerio personal
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Visitando los hogares
Cuando un predicador presentó el mensaje evangélico desde
el púlpito, su obra no hizo más que empezar. Le queda una obra
personal que hacer. Debe visitar a la gente en sus hogares, hablando
y orando con ella, con fervor y humildad. Hay familias que nunca
serán alcanzadas por las verdades de la Palabra de Dios a menos que
los dispensadores de su gracia entren en sus casas y les señalen el
camino superior. Pero los corazones de aquellos que hacen esta obra
deben latir al unísono con el corazón de Cristo.
Abarca mucho la orden: “Ve por los caminos y por los valla-
dos, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Enseñen los
predicadores la verdad en las familias acercándose a aquellos por
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quienes trabajan; y al cooperar ellos así con Dios, él los revestirá de
poder espiritual. Cristo los guiará en su obra, dándoles palabras que
penetren hondamente en los corazones de los oyentes.
Es privilegio de todo predicador poder decir con Pablo: “No he
rehuído de anunciaros todo el consejo de Dios.” “Nada que fuese
útil he rehuído de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las
casas, ... arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor
Jesucristo.
Nuestro Salvador iba de casa en casa, sanando a los enfermos,
consolando a los que lloraban, calmando a los afligidos, hablando
palabras de paz a los desconsolados. Tomaba los niños en sus brazos,
los bendecía y decía palabras de esperanza y consuelo a las cansadas
madres. Con inagotable ternura y amabilidad, él encaraba toda forma
de desgracia y aflicción humanas. No trabajaba para sí, sino para los
demás. Era siervo de todos. Era su comida y bebida dar esperanza y
fuerza a todos aquellos con quienes se relacionaba. Y al escuchar
los hombres y las mujeres las verdades que salían de sus labios, tan
diferentes de las tradiciones y dogmas enseñados por los rabinos, la
esperanza brotaba en sus corazones. En su enseñanza había un fervor
que hacía penetrar sus palabras en el corazón con poder convincente.
A mis hermanos en el ministerio, quiero decir: Allegaos a la
gente dondequiera que se halle, por medio de la obra personal.
Relacionaos con ella. Esta obra no puede verificarse por apoderado.
Lucas 14:23
.
Hechos 20:27, 20, 21
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