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Obreros Evangélicos
preguntas. Luego contestadlas con paciencia y humildad. Llevad a
cabo esta obra en conexión con vuestros esfuerzos más públicos.
Predicad menos, y educad más, dirigiendo estudios bíblicos y orando
con las familias y los grupos pequeños.
A todos los que trabajan con Cristo quiero decir: Cuandoquiera
que podáis obtener acceso a la gente en su hogar, aprovechad la
oportunidad. Tomad vuestra Biblia, y abrid ante las personas sus
grandes verdades. Vuestro éxito no dependerá tanto de vuestro saber
y talento, como de vuestra capacidad para conquistar corazones.
Siendo sociables y acercándoos a la gente, podréis atraer la corriente
de sus pensamientos más fácilmente que por el discurso más capaz.
La presentación de Cristo en la familia, en el hogar, o en pequeñas
reuniones en casas particulares, gana a menudo más almas para Jesús
que los sermones predicados al aire libre, a la muchedumbre agitada
o aun en salones o capillas.
Todos los que se dedican a esta labor personal deben tener tanto
cuidado de no volverse mecánicos en su manera de obrar como el
ministro que predica la Palabra. Deben aprender constantemente.
Deben tener un celo concienzudo para obtener las calificaciones más
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elevadas, para llegar a ser hombres capaces en las Escrituras. Deben
cultivar hábitos de actividad mental, y dedicarse especialmente a la
oración y al estudio diligente de las Escrituras.
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Mucho depende de la manera en que tratéis a aquellos a quienes
visitáis. Al saludar a una persona, podéis estrecharle la mano de tal
manera que ganéis su confianza en seguida, o de una manera tan fría
que ella piense que os es indiferente.
No debemos obrar como si fuese condescendencia de nuestra
parte entrar en contacto con los pobres. A la vista de Dios, son tan
preciosos como nosotros, y debemos obrar considerándolos de esta
manera. Nuestro traje debe ser sencillo y modesto, de modo que
cuando visitemos a los pobres, no se sientan molestos por el contraste
que haya entre nuestro aspecto y el suyo. A menudo es muy limitado
el gozo que reciben los pobres, y ¿por qué no habrían los obreros
de Dios de llevar rayos de luz a sus hogares? Necesitamos poseer la
tierna simpatía de Jesús; entonces podremos ganar corazones.
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