Página 185 - Obreros Evang

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Una división del trabajo
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Hagan los miembros de la iglesia fielmente su parte durante
la semana, y relaten sus experiencias el sábado. La reunión será
entonces como alimento a su debido tiempo, que reportará a todos
los presentes nueva vida y renovado vigor. Cuando el pueblo de Dios
vea la gran necesidad que tiene de trabajar como Cristo trabajaba
por la conversión de los pecadores, los testimonios que dé en los
cultos del sábado estarán llenos de poder. Con gozo darán testimonio
de cuán preciosa es la experiencia que adquirieron trabajando para
otros.
La iglesia como cometido sagrado
Cuando Cristo ascendió al cielo, dejó la iglesia y todos sus
intereses como cometido sagrado a sus seguidores. Y la obra de la
iglesia no es dejada al predicador solo, ni a unos pocos dirigentes.
Cada miembro debe sentir que tiene parte en un solemne pacto
hecho con el Señor de trabajar para promover los intereses de su
causa en todas las ocasiones y circunstancias. Cada uno debe tener
alguna parte que desempeñar, alguna carga que llevar. Si todos los
miembros de la iglesia sintiesen una responsabilidad individual, se
lograría mayor progreso en las cosas espirituales. La solemne carga
de la responsabilidad que recae sobre ellos los induciría a buscar a
menudo a Dios para obtener fuerza y gracia.
El verdadero carácter de la iglesia se mide, no por la elevada
profesión que haga, ni por los nombres inscriptos en sus registros,
sino por lo que hace en realidad por el Maestro, por el número de
obreros perseverantes y fieles con que cuenta. El esfuerzo personal
y abnegado logrará más para la causa de Cristo que lo que pueda
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hacerse por medio de sermones o credos.
Enseñen los predicadores a los miembros de la iglesia que a fin
de crecer en espiritualidad, deben llevar la carga que el Señor les ha
impuesto,—la carga de conducir almas a la verdad. Aquellos que
no cumplan con su responsabilidad deben ser visitados, y hay que
orar con ellos y trabajar por ellos. No induzcáis a los miembros a
depender de vosotros como predicadores; enseñadles más bien a
emplear sus talentos en dar la verdad a los que los rodean. Al trabajar
así tendrán la cooperación de los ángeles celestiales, y obtendrán