Página 227 - Obreros Evang

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Peligros del exceso de trabajo
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Dios dejó que bajaran a descansar en la tumba hasta que suene la
final trompeta para llamar a los justos a gozar la inmortalidad.
Cuando un obrero ha estado bajo fuerte presión de congoja y
ansiedad, y está recargado tanto corporal como mentalmente, debe
apartarse y descansar un poco, no para satisfacer su egoísmo, sino
a fin de estar mejor preparado para deberes futuros. Tenemos un
enemigo vigilante, que está siempre sobre nuestra pista, listo pa-
ra aprovechar toda debilidad que pueda ayudarle a hacer eficaces
sus tentaciones. Cuando la mente está sobrecargada y el cuerpo
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debilitado, él acosa al alma con sus más fieras tentaciones. Cultive
el obrero con cuidado sus fuerzas, y cuando esté cansado para el
trabajo, apártese y comulgue con Jesús.
No digo esto a los que están constitucionalmente cansados, aque-
llos que creen que llevan cargas más pesadas que cualquier otra
persona. Los que no trabajan no necesitan descanso. Siempre hay
quienes escatiman sus fuerzas, y que distan mucho de llevar su parte
de responsabilidad. Pueden hablar de grandes cargas aplastadoras,
pero no saben lo que significa llevarlas. Su obra produce tan sólo
pequeños resultados.
No fué a los que siempre escatimaban sus fuerzas, sino a aque-
llos que estaban agobiados por su servicio, a quienes Cristo dirigió
sus misericordiosas palabras. Y hoy día es a los que se olvidan de
sí mismos a aquellos que trabajan hasta el mismo límite de su ca-
pacidad, que sienten angustia por no poder hacer más, y que, en su
celo, van más allá de sus fuerzas, a quienes el Salvador dice: “Venid
vosotros aparte ... y reposad un poco.”
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