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Obreros Evangélicos
física y mental que no les quedo reserva de la cual sacar en tiempo
de necesidad.
La obra de Dios es mundial; exige toda jota y tilde de la ca-
pacidad y fuerza que tengamos. Hay peligro de que sus obreros
abusen de sus fuerzas al ver que el campo está maduro para la siega;
pero el Señor no pide esto. Después que sus siervos hayan hecho lo
mejor que puedan, podrán decir: La mies a la verdad es mucha, y
los obreros pocos; mas Dios “conoce nuestra condición; acuérdase
que somos polvo.
Intemperancia en el comer y beber, intemperancia en el trabajo,
intemperancia en casi todas las cosas, es lo que se ve por todos
lados. Los que hacen grandes esfuerzos para hacer cierta cantidad
de trabajo en un tiempo dado, y siguen trabajando cuando su criterio
les dice que debieran descansar, no salen nunca gananciosos. Están
gastando fuerzas que necesitarán algún día. Cuando es requerida la
energía que han empleado tan temerariamente, fracasan por falta de
ella. La fuerza física desapareció y no pueden disponer de fuerza
mental. Llegó su tiempo de necesidad, y sus recursos están agotados.
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Cada día trae sus responsabilidades y deberes, pero la obra de
mañana no debe abarcarse en las horas de hoy. Dios es misericor-
dioso, lleno de compasión, razonable en lo que pide. No exige de
nosotros que sigamos un curso de acción que resulte en pérdida de
la salud física o debilitamiento de las facultades mentales. El no
quiere que trabajemos bajo presión y tensión hasta que a ello siga el
agotamiento, con postración de los nervios.
Es necesario que los obreros elegidos de Dios escuchen la orden
de retirarse aparte y descansar un poco. Muchas vidas valiosas han
sido sacrificadas por causa de la violación de esta orden. Hay quienes
podrían estar con nosotros hoy día, para ayudar a promover la causa
tanto en el país como en el extranjero, si tan sólo se hubiesen perca-
tado antes que fuese demasiado tarde de que necesitaban descanso.
Estos obreros veían que el campo es vasto y grande la necesidad
de obreros, y les parecía que a cualquier costo debían seguir hacia
adelante. Cuando la naturaleza dejaba oír una protesta, no hacían
caso, sino que duplicaban el trabajo que debieran haber hecho; y
Salmos 103:14
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