Página 225 - Obreros Evang

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Peligros del exceso de trabajo
Cuando los apóstoles volvieron de su primer viaje misionero, la
orden que les dió el Salvador fué: “Venid vosotros aparte al lugar
desierto, y reposad un poco.
Ellos habían estado dedicando toda
su alma al trabajo en pro de la gente, y esto agotaba su fuerza física
y mental. Era deber suyo descansar.
Las palabras de compasión de Cristo se dirigen tan seguramente
a sus obreros de hoy como a sus discípulos de entonces. “Venid
vosotros aparte, ... y reposad un poco,” dice a aquellos que están
cansados. No es prudente estar siempre bajo la tensión del trabajo y
la excitación, aun cuando se ministre a las necesidades espirituales de
los hombres; porque de esta manera se descuida la piedad personal, y
las facultades de la mente, del alma y del cuerpo quedan recargadas.
Se pide abnegación de los siervos de Cristo, y ellos deben hacer
sacrificios; pero Dios quiere que todos estudien las leyes de la salud,
y empleen la razón cuando trabajen para él, a fin de conservar la
vida que él dió.
Jesús, aun cuando podía hacer milagros, y había dotado a sus
discípulos con el poder de hacerlos también, indicó a sus cansados
siervos que se retirasen al campo y descansasen. Cuando dijo que
la mies era mucha y los obreros pocos, no impuso a sus discípulos
la necesidad de trabajar sin cesar, sino que dijo: “Rogad, pues, al
Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Dios ha señalado a
cada uno su obra, según su capacidad; y no quiere que unos pocos
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estén abrumados de responsabilidades, mientras que otros no sientan
carga ni trabajo de alma.
Los siervos de Cristo no han de tratar su salud con indiferencia.
No trabaje nadie hasta el agotamiento, con lo cual se descalificará
para esfuerzos futuros. No tratéis de hacer en un día el trabajo de dos
días. Al fin se verá que los que trabajaron cuidadosa y prudentemente
han hecho tanto como aquellos que gastaron de tal manera su fuerza
Marcos 6:31
.
Mateo 9:38
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