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Obreros Evangélicos
obra que él colocó en sus manos. Es bueno no estar satisfechos con
la manera en que cumplimos con nuestro deber, pero no debemos
estar descontentos con el deber mismo porque preferiríamos hacer
alguna otra cosa. En su providencia, Dios da a los seres humanos
un servicio que será como medicina para sus mentes enfermas. El
trata así de poner a un lado la preferencia egoísta, que, complacida,
los descalificaría para la obra que él tiene en reserva para ellos. Si
ellos aceptan este servicio y lo hacen, sus mentes se curarán. Si lo
rechazan, se quedarán en disensión consigo mismos y con otros.
Recuerden aquellos a quienes no se permite permanecer en quie-
tud, los que deben estar continuamente en movimiento, levantando
esta noche su tienda en un lugar y mañana de noche en otro, recuer-
den, pues, los tales que el Señor los guía y que ésta es su manera de
ayudarlos a perfeccionar su carácter. En todos los cambios que se
les pida que hagan, han de reconocer a Dios como su compañero, su
guía, y Aquel en quien pueden confiar.
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