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Obreros Evangélicos
Es fácil alcanzar a la gente por medio del círculo social. Pero
muchos predicadores temen la tarea de hacer visitas; no han cultiva-
do las cualidades sociales ni adquirido la amabilidad que conquista
corazones.
Los que se retraen de entre la gente no se hallan en condición
de ayudarla. El médico hábil debe comprender la naturaleza de las
diversas enfermedades, y tener un conocimiento cabal de la anatomía
humana. Debe ser puntual para atender a los pacientes. Sabe que
las demoras son peligrosas. Cuando pone su mano experta sobre el
pulso de un enfermo, y nota cuidadosamente los indicios peculiares
de la dolencia, su conocimiento anterior le habilita para determinar la
naturaleza de la enfermedad y el tratamiento necesario para detener
sus progresos.
Como el médico trata con la enfermedad física, así también
atiende el pastor al alma enferma de pecado. Y su obra es tanto más
importante que la del médico cuanto es la vida eterna más valiosa
que la existencia temporal. El pastor tiene que vérselas con una
interminable variedad de temperamentos; y es deber suyo llegar a
conocer los miembros de las familias que escuchan sus enseñan-
zas, a fin de determinar qué medios ejercerán sobre ellos la mejor
influencia para llevarlos en la debida dirección.
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