Página 317 - Obreros Evang

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El trabajo en las ciudades
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de todos pudiesen ser empleados en un servicio activo. Son pocos
los que comprenden cuánto se ha perdido por causa de esto.
Los dirigentes de la causa de Dios, como generales sabios, han de
trazar planes para que se realicen avances en toda la línea. Al hacer
sus planes, deben dedicar estudio especial a la obra que pueden hacer
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los miembros laicos en favor de sus amigos y vecinos. La obra de
Dios en esta tierra no podrá nunca terminarse antes que los hombres
y mujeres abarcados por el total de miembros de nuestra iglesia
se unan a la obra, y aúnen sus esfuerzos con los de los pastores y
dirigentes de las iglesias....
Los centros de comercio y tránsito
En estos días de intenso viajar, son mucho mayores que en el
tiempo de Israel las oportunidades de relacionarse con hombres y
mujeres de todas clases y de muchas nacionalidades. Las avenidas
de tránsito se han multiplicado por millares. Dios ha preparado
maravillosamente el camino. Está a nuestra disposición el agente de
la prensa, con sus múltiples facilidades. Disponemos de Biblias y
publicaciones en muchos idiomas, que presentan la verdad para este
tiempo y pueden llevarse prestamente a cualquier parte del mundo.
Los cristianos que viven en los grandes centros de comercio y
tránsito tienen oportunidades especiales. Los creyentes que viven
en esas ciudades pueden trabajar para Dios en el vecindario de sus
hogares.
En los lugares de fama mundial adonde se va en busca de la
salud, y en los centros de turismo, atestados de millares de personas
que buscan salud y placer, debieran estacionarse predicadores y
colportores capaces de atraer la atención de las multitudes. Vigilen
estos obreros la ocasión de presentar el mensaje para este tiempo, y
celebrar reuniones a medida que tengan oportunidad. Estén alerta
para aprovechar las ocasiones de hablar a la gente. Acompañados
del poder del Espíritu Santo, declaren a la gente el mensaje que
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daba Juan el Bautista: “Arrepentios, que el reino de los cielos se ha
acercado.
La Palabra de Dios ha de ser presentada con claridad y poder,
para que aquellos que tienen oídos para oír oigan la verdad. De este
Mateo 3:2
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