Página 327 - Obreros Evang

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La misión urbana como escuela
De igual importancia que el esfuerzo público es la obra de casa en
casa en los hogares de la gente. En las ciudades grandes hay ciertas
clases que no pueden ser alcanzadas por las reuniones públicas. Hay
que buscarlas como el pastor busca a su oveja perdida. Deben hacerse
diligentes esfuerzos personales en favor de ellas. Cuando se descuida
la obra personal, se pierden muchas oportunidades preciosas, que, si
se aprovechasen, harían progresar decididamente la obra.
Además, como resultado de la presentación de la verdad en
grandes congregaciones, se despierta un espíritu de indagación, y
es especialmente importante que este interés vaya seguido por la
labor personal. Los que desean investigar la verdad necesitan ser
enseñados a estudiar diligentemente la Palabra de Dios. Alguno debe
ayudarles a edificar sobre un fundamento seguro. En este momento
crítico de su experiencia religiosa, ¡cuán importante es que acudan
en su auxilio obreros bíblicos sabiamente dirigidos, para abrir a su
entendimiento el alfolí de la Palabra de Dios!
Es más fácil llevar a cabo una obra bien equilibrada en las ciuda-
des cuando se da un curso bíblico para preparar obreros mientras se
celebran reuniones públicas. Relacionados con este curso, escuela o
misión urbana, debe haber obreros de experiencia, de profunda com-
prensión espiritual, que puedan dar a los obreros bíblicos instrucción
diaria, y que puedan también unirse de todo corazón en el esfuerzo
público general. A medida que los hombres y mujeres se conviertan
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a la verdad, los que dirigen la misión deben, con mucha oración,
mostrar a estos nuevos conversos cómo experimentar el poder de
la verdad en el corazón. Una misión tal, si es dirigida por quienes
sepan administrarla sabiamente, será una luz que resplandecerá en
lugar oscuro.
Estas misiones son esenciales como fundamento del esfuerzo
misionero en nuestras ciudades; pero no se olvide nunca que los
que las dirigen deben cuidar cada detalle, a fin de que todo se haga
para honra de Dios. En estas misiones, los jóvenes de ambos sexos
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