Página 328 - Obreros Evang

Basic HTML Version

324
Obreros Evangélicos
deben recibir una preparación que los califique para trabajar para
el Maestro. Pero si no poseen un carácter sólido y un espíritu de
consagración, fracasará todo esfuerzo hecho para darles idoneidad
para la obra. Sin un alto sentimiento del decoro, de la seriedad, del
carácter sagrado de la verdad y de lo exaltado de la obra, no pueden
tener éxito. Lo mismo puede decirse acerca de los obreros mayores.
A menos que estén santificados por la verdad, no pueden dar a los
que han sido confiados a su cuidado una educación que los eleve,
ennoblezca y refine.
Nuestras misiones deben mantenerse exentas de toda mala prác-
tica, tosquedad y negligencia. Todo lo relacionado con ellas debe ser
irreprochable. Cada uno de los que tengan una parte que desempeñar
en ellas debe ser un ejemplo para los creyentes. Es necesario dedicar
muchos momentos a la oración secreta, en íntima comunión con
Dios. Únicamente así podrán obtenerse victorias. Toda disposición
de la misión debe ser tal que proteja al alma contra la tentación.
Toda pasión profana debe ser mantenida bajo el dominio de la razón
[379]
santificada mediante la gracia abundantemente otorgada por Dios.
Todo hombre que, habiendo sido tenido por digno de ocupar
una posición de confianza en una de nuestras instituciones o en una
misión, traiciona su cometido y se entrega en las manos de Satanás
como instrumento de iniquidad, para sembrar las semillas del mal,
es un traidor de la peor especie. De una mente tal, contaminada y
mancillada, los jóvenes reciben a menudo los pensamientos impuros
que los conducen a una vida de vergüenza y contaminación.
Los hombres y mujeres que dirigen una misión necesitan estar
en íntima comunión con Dios a fin de mantenerse puros y para saber
cómo dirigir discretamente a los jóvenes, para que los pensamientos
de todos no se mancillen ni corrompan. Sean las lecciones dadas
de un carácter elevado y ennoblecedor, para que la mente pueda
llenarse de pensamientos puros, cristianos. “Cualquiera que tiene
esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio.
Como
Dios es puro en su esfera, el hombre ha de serlo en la suya. Y lo
será si Cristo es formado dentro de él, la esperanza de gloria; porque
imitará la vida de Cristo y reflejará su carácter.
[380]
1 Juan 3:3
.