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Obreros Evangélicos
Cómo tratar las objeciones
El tiempo y las fuerzas pueden emplearse en cosas mejores que
en espaciarse ampliamente en los sofismas de nuestros oponentes
que utilizan calumnias y falsas representaciones. Mientras se emplea
un tiempo precioso en seguir los rodeos de oponentes deshonestos,
hay personas dispuestas a la convicción que mueren por falta de
conocimiento. Se presenta a las mentes una serie de sofismas sin
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sentido inventados por Satanás, mientras que la gente clama por
alimento—alimento a su tiempo.
El elaborar sofismas se adapta a aquellos que han educado su
mente para luchar contra la verdad. Y nosotros no somos sabios al
tomarlos de sus manos, y transmitirlos a millares que nunca habrían
pensado en ellos si no los hubiésemos publicado al mundo.
El plan que Cristo seguía para enseñar debe ser el nuestro. El
hablaba con sencillez y claridad. Iba directamente a la raíz del
asunto, y satisfacía todos los raciocinios. No es el mejor método
ser muy explícito y decir acerca de un punto todo lo que se pueda
decir, cuando unos pocos argumentos cubrirían el terreno, y bastarían
para todos los propósitos prácticos, para convencer o acallar a los
oponentes.
Podéis quitarles todo punto de apoyo hoy, y cerrarles la boca de
modo que no puedan decir nada más, y mañana volverán a recorrer
el mismo terreno. Así sucederá una y otra vez, porque ellos no aman
la verdad, y no quieren acudir a la luz, de miedo que las tinieblas y
el error les sean quitados.
El ministerio de Cristo duró solamente tres años, pero en ese
corto período hizo una gran obra. En estos últimos días, hay que
hacer una gran obra en poco tiempo. Mientras muchos están prepa-
rándose para hacer algo, hay almas que perecen por falta de luz y
conocimiento.
Si los hombres que están empeñados en presentar y defender
la verdad de la Biblia, se ponen a investigar y demostrar la fala-
cia e inconsecuencia de hombres que deshonestamente tornan la
verdad de Dios en mentira, Satanás levantará bastantes oponentes
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para mantener sus plumas ocupadas constantemente, mientras que
otros ramos de la obra quedarán sufriendo. Debemos tener más del
espíritu de aquellos hombres que estaban empeñados en edificar