Página 335 - Obreros Evang

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Cómo hacer frente a la oposición
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Dios nos ha llamado a manejar cometidos sagrados; prediquemos la
palabra, seamos diligentes, sinceros y fervientes.
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La influencia de vuestra enseñanza sería diez veces mayor si
tuvieseis cuidado de vuestras palabras. Palabras que debieran tener
un sabor de vida para vida pueden recibir, del espíritu que las acom-
paña, un sabor de muerte para muerte. Y recordad que si por vuestro
espíritu o vuestras palabras cerráis la puerta, aunque sea a una sola
alma, aquella alma os confrontará en el día del juicio.
Cuando hacéis referencia a los testimonios, no tengáis por deber
vuestro hacerlos aceptar. Al leerlos, cuidad de no mezclarlos con
vuestras palabras; porque esto imposibilita a los oyentes a distinguir
entre la palabra que Dios les da y vuestras palabras. Cuidad de no
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hacer ofensiva la palabra del Señor.
Anhelamos ver verificarse reformas; y porque no vemos lo que
deseamos, demasiado a menudo permitimos que un mal espíritu
eche gotas de hiel en nuestro cáliz, y así quedan otros amargados. Su
espíritu queda herido por nuestras malhadadas palabras, y se sienten
incitados a la rebelión.
Cada sermón que prediquéis, cada articulo que escribáis, pue-
den ser ciertos en todo; pero una gota de hiel que haya en ellos será
veneno para el oyente o el lector. Por causa de esa gota de veneno, al-
gunos desecharán todas vuestras palabras buenas y aceptables. Otro
se alimentará del veneno; porque se deleita en tales palabras duras.
Sigue vuestro ejemplo, y habla como vosotros. Así se multiplica el
mal.
Los que presentan los principios eternos de la verdad necesitan
que el aceite santo de los dos olivos se vacíe en su corazón. Este
afluirá en palabras que reformarán sin exasperar. Se ha de decir la
verdad con amor. Entonces el Señor Jesús suplirá por su Espíritu
la fuerza y el poder. Tal es su obra.—
Testimonies for the Church
6:120-123
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