Página 334 - Obreros Evang

Basic HTML Version

330
Obreros Evangélicos
Nuestra vida debe estar oculta con Cristo en Dios. Debemos
conocer a Cristo personalmente. Únicamente entonces podremos
representarlo ante el mundo. Elevemos constantemente esta oración:
“Señor, enséñame a hacer lo que Jesús haría si estuviese en mi lugar.”
Dondequiera que estemos, debemos dejar resplandecer nuestra luz
para gloria de Dios en buenas obras. Tal es el grande e importante
interés de nuestra vida.
* * * * *
La prudencia al condenar lo malo
El Señor quiere que su pueblo siga otros métodos que el de con-
denar lo malo, aun cuando la condenación sea justa. El quiere que
hagamos algo más que lanzar contra nuestros adversarios acusacio-
nes que no hacen sino alejarlos más de la verdad. La obra que Cristo
vino a hacer en nuestro mundo no consistía en erigir vallas y echar
constantemente en cara a la gente el hecho de que estaba equivocada.
El que quiere dar la luz a un pueblo engañado debe acercársele y
trabajar por él con amor. Debe llegar a ser un centro de influencia
santa.
Al defender la verdad, debe tratarse con respeto y deferencia
a los más acerbos oponentes. Algunos no responderán a nuestros
esfuerzos, sino que se burlarán de la invitación evangélica. Otros, aun
aquellos que nosotros creemos fuera de los límites de la misericordia
[387]
de Dios, serán ganados para Cristo. Puede ser que la última obra
verificada en la controversia sea la iluminación de aquellos que no
rechazaron la luz y la evidencia pero estuvieron en las tinieblas de la
medianoche y, en su ignorancia, trabajaron contra la verdad. Por lo
tanto, tratemos a cada hombre como sincero. No digamos ninguna
palabra ni realicemos acción alguna que hubiere de confirmar a
alguno en la incredulidad.
Si alguno tratare de hacer entrar a los obreros en debate o con-
troversia sobre cuestiones políticas u otras, no presten ellos atención
ni a la persuasión ni al desafío. Llevad adelante la obra de Dios
con firmeza y fortaleza, pero con la mansedumbre de Cristo, y con
tanta calma como sea posible. No se oiga ninguna jactancia humana.
No se deje ver ninguna señal de suficiencia propia. Déjese ver que