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Obreros Evangélicos
ministros, como colaboradores de Dios en cualquier ramo, no tienen
batallas que reñir en el mundo político. Su ciudadanía está en los
cielos. El Señor les pide que sean un pueblo separado y peculiar. El
no quiere que haya cismas en el cuerpo de creyentes. Su pueblo ha
de poseer los elementos de reconciliación.
¿Consiste su obra en crear enemigos en el mundo político?—
No, no. Han de ocupar la posición de súbditos del reino de Cristo,
enarbolando el estandarte en el que está inscripto: “Los mandamien-
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tos de Dios, y la fe de Jesús.” Han de llevar la carga de una obra
y un mensaje especiales. Tenemos una responsabilidad personal y
ésta ha de revelarse ante el universo celestial, ante los ángeles y
ante los hombres. Dios no nos invita a ensanchar nuestra influencia
mezclándonos con la sociedad, uniéndonos con los hombres en las
cuestiones políticas, sino ocupando la posición de partes individua-
les de su gran conjunto, con Cristo como cabeza nuestra. Cristo es
nuestro príncipe, y como súbditos suyos hemos de hacer la obra que
Dios nos ha señalado....
Puede formularse la pregunta: ¿No hemos de tener ninguna unión
con el mundo? La Palabra del Señor ha de ser nuestra guía. Cualquier
conexión con los infieles e incrédulos que nos identificase con ellos
está prohibida por la Palabra. Hemos de salir de entre ellos, y estar
separados. En ningún caso hemos de unirnos con ellos en sus planes
de trabajo. Pero no hemos de vivir una vida de reclusión. Debemos
hacer a los mundanos todo el bien que esté a nuestro alcance.
Cristo nos dió un ejemplo de ello. Cuando los publicanos y
pecadores lo invitaban a comer, no rehusaba; porque de ninguna otra
manera que tratándose con ellos podía alcanzar esta clase. Pero en
toda ocasión ... les presentaba temas de conversación que atraían
su atención a cosas de interés eterno. Y él nos recomienda: “Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Acerca de la cuestión de la temperancia, mantened vuestra posi-
ción sin vacilar. Sed tan firmes como una roca. No participéis de los
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pecados de otros hombres....
Hay una gran viña que cultivar; pero mientras los creyentes
trabajen entre los incrédulos, no han de parecer mundanos. No han
Mateo 5:16
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