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Obreros Evangélicos
Asuntos administrativos
En cuanto se pueda, nuestros congresos deben dedicarse entera-
mente a los intereses espirituales. No deben utilizarse para realizar
transacciones comerciales. Los obreros se han reunido de todas par-
tes del campo, y parece ser una ocasión favorable para considerar
los negocios relacionados con los diversos ramos de la obra, y para
el adiestramiento de los obreros en diferentes ramos.
Todos estos intereses son importantes, pero cuando se los atiende
durante el congreso, queda poca oportunidad de traer el asunto de
la relación práctica que debe haber entre la verdad y el alma. Los
predicadores quedan distraídos de su obra de edificar a los hijos de
Dios en la santa fe, y el congreso no responde al fin para el cual fué
convocado
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Se celebran muchas reuniones en las cuales la mayor parte de
los hermanos no tienen interés; y si pudiesen asistir a todas saldrían
cansados en vez de refrigerados y beneficiados. Muchos quedan
chasqueados al no ver satisfecha su expectación de recibir ayuda del
congreso. Los que vinieron para recibir luz y fuerza, se vuelven a
sus casas poco mejor preparados para trabajar entre sus familias e
iglesia que antes de asistir.
Los asuntos de negocios deben ser atendidos por los que hayan
sido nombrados especialmente para ocuparse en ellos. Hasta donde
se pueda, deben ser presentados a la gente en alguna otra ocasión.
Las instrucciones referentes al colportaje, a la obra de la escuela
sabática y a los detalles de la actividad misionera con folletos, deben
ser dadas en las iglesias locales o en reuniones convocadas para
ese propósito. El mismo principio se aplica a las clases culinarias.
Aunque todos estos detalles de la obra tienen perfecta razón de ser
cuando se los considera en la ocasión y el lugar que les corresponden,
no debieran ocupar el tiempo en nuestros congresos.
Los presidentes de las asociaciones y los ministros deben dedi-
carse a los intereses espirituales de la gente, y por lo tanto, deben
ser eximidos del trabajo mecánico que acompaña al congreso. Los
ministros deben estar dispuestos a actuar como maestros y directores
en el trabajo del campamento cuando la ocasión lo requiera; pero no
deben agobiarse. Deben sentirse refrigerados, y hallarse en disposi-
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