Página 39 - Obreros Evang

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La perspectiva
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El Salvador conoce las profundidades de la miseria y desespe-
ración del mundo, y sabe por qué medios producir alivio. El ve por
todos lados almas en tinieblas, postradas por el pecado, el pesar
y el dolor. Pero él ve también sus posibilidades. Ve la altura a la
cual pueden alcanzar. Aunque los seres humanos hayan abusado de
sus mercedes, malgastado sus talentos y perdido la dignidad de una
virilidad a la imagen de Dios, el Creador ha de ser glorificado en su
redención.
* * * * *
Cristo se regocijaba de poder hacer por sus seguidores más de
lo que podían pedir o pensar. El sabía que la verdad, armada con
la omnipotencia del Espíritu Santo, vencería en la contienda con el
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mal; y que el estandarte ensangrentado ondearía triunfante sobre sus
seguidores. El sabía que la vida de sus confiados discípulos sería
como la suya—una serie ininterrumpida de victorias, no tenidas por
tales aquí, pero reconocidas como tales en el gran más allá.
“Estas cosas os he hablado—dijo,—para que en mí tengáis paz.
En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yo he vencido al mun-
do.
Cristo no desmayó, ni se desalentó; y sus seguidores deben
manifestar una fe de la misma índole perseverante. Han de vivir
como él vivió, y trabajar como él trabajó, porque dependen de él
como gran Artífice maestro.
Deben poseer valor, energía y perseverancia. Aunque imposibili-
dades aparentes obstruyan su camino, por su gracia deben avanzar.
En vez de deplorar las dificultades, están llamados a vencerlas. No
han de desesperar por nada, sino estar de buen ánimo en toda oca-
sión. Con la áurea cadena de su amor sin par, Cristo los ha ligado
al trono de Dios. Es propósito suyo que la más elevada influencia
del universo, que dimana de la Fuente de todo poder, sea suya. Han
de tener poder para resistir al mal, un poder que ni la tierra, ni la
muerte, ni el infierno puedan dominar, un poder que los habilite para
vencer como venció Cristo.
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Juan 16:33
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