Página 427 - Obreros Evang

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En contacto con los demás
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faltas de los demás. La maledicencia es una doble maldición, que
cae más pesadamente sobre el que la pronuncia que sobre el que la
oye. El que disemina las semillas de disensión y contienda, cosecha
en su propia alma los mortíferos frutos. El mismo acto de buscar mal
en los demás desarrolla mal en los que lo buscan. Espaciándonos
en los defectos ajenos, nos transformamos a la misma imagen. Pero
contemplando a Jesús, hablando de su amor y perfección de carácter,
nos transformamos a su imagen. Contemplando el sublime ideal que
puso delante de nosotros, seremos elevados a una atmósfera pura y
santa, hasta la presencia de Dios. Cuando moramos en ella, irradia
de nosotros una luz que alumbra a todos los que están relacionados
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con nosotros.
En vez de criticar y condenar a otros, decid: “Debo obrar mi pro-
pia salvación. Si coopero con Aquel que desea salvar mi alma, debo
velar sobre mí mismo con diligencia. Debo desechar de mi vida todo
mal. Debo vencer todo defecto. Debo llegar a ser una nueva criatura
en Cristo. Luego, en vez de debilitar a aquellos que están luchando
contra el mal, podré fortalecerlos con palabras animadoras.”
Somos demasiado indiferentes unos con otros. Demasiado a
menudo nos olvidamos de que nuestros colaboradores necesitan
fortaleza y ánimo. Cuidemos de demostrarles nuestro interés y sim-
patía. Ayudadlos por vuestras oraciones, y hacedles saber que lo
hacéis.—
The Ministry of Healing, 483-493
.
* * * * *
Todos los que profesan ser hijos de Dios deben tener presente
que como misioneros serán puestos en contacto con toda clase de
mentes. Las hay refinadas y toscas, humildes y orgullosas, religiosas
y escépticas, educadas e ignorantes, ricas y pobres. Estas diversas
mentes no pueden ser tratadas todas de igual manera; sin embargo,
todas necesitan bondad y simpatía. Por el contacto mutuo, nues-
tras mentes deben recibir pulimiento y refinamiento. Dependemos
unos de otros, y estamos íntimamente ligados por los vínculos de la
fraternidad humana.
Es por medio de las relaciones sociales como el cristianismo se
pone en contacto con el mundo. Cada hombre o mujer que haya
recibido la iluminación divina tiene que derramar luz sobre la oscura