Página 434 - Obreros Evang

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El espíritu de independencia
Antes de salir de Australia, y desde que vine a este país, me ha
sido indicado que se ha de hacer una gran obra en Norteamérica.
Los que estaban en la obra al principio están desapareciendo. Ya
no quedan más que unos pocos de los primeros obreros de la causa.
Muchas de las cargas pesadas, antes llevadas por hombres de larga
experiencia, incumben ahora a hombres más jóvenes.
Este traspaso de las responsabilidades a obreros cuya experiencia
es más o menos limitada, va acompañado de algunos peligros contra
los cuales necesitamos guardarnos. El mundo está lleno de la lucha
por la supremacía. El espíritu de apartarse de los compañeros de
trabajo, el espíritu de desorganización, está en el mismo aire que
respiramos. Algunos consideran como peligrosos todos los esfuerzos
hechos para establecer el orden. Los tienen por una restricción de
la libertad personal, y de ahí que crean que se les haya de temer
como al papismo. Estas almas engañadas tienen por virtud el jactarse
de su libertad de pensar y obrar independientemente. Declaran que
no aceptarán ningún dicho humano; que no están sujetos a ningún
hombre. Me ha sido indicado que Satanás hace esfuerzos especiales
por inducir a los hombres a sentir que a Dios le agrada que ellos
elijan su propia conducta, independientemente del consejo de sus
hermanos.
En ello estriba un grave peligro para la prosperidad de nuestra
obra. Debemos obrar discreta y sensatamente, en armonía con el
criterio de consejeros temerosos de Dios; porque únicamente en este
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modo de obrar reside nuestra seguridad y fuerza. De lo contrario,
Dios no puede trabajar con nosotros, por nosotros, y para nosotros.
¡Cuánto se regocijaría Satanás si pudiese obtener éxito en sus
esfuerzos de penetrar entre este pueblo, y desorganizar la obra en un
tiempo en que es esencial la organización cabal, y en que ésta será
el mayor poder para preservarnos de los levantamientos espurios, y
para refutar las pretensiones que no estén sostenidas por la Palabra
de Dios! Queremos sujetar las riendas de una manera pareja, para
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