Página 435 - Obreros Evang

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El espíritu de independencia
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que no se destruya el sistema de organización y orden que ha sido
levantado mediante labor prudente y cuidadosa. No se debe dejar
libertad a los elementos desordenados que desean regir la obra en
este tiempo.
Algunos han emitido la idea de que a medida que nos acerque-
mos al fin del tiempo cada hijo de Dios obrará independientemente
de cualquier organización religiosa. Pero el Señor me ha indicado
que en esta obra no hay tal independencia individual. Las estrellas
del cielo están todas bajo ley, influyendo cada una en la otra para
hacer la voluntad de Dios, rindiendo su común obediencia a la ley
que rige su acción. Y a fin de que la obra del Señor progrese de una
manera saludable y sólida, su pueblo debe unirse.
Los espasmódicos y vacilantes movimientos de algunos que
pretenden ser cristianos resultan bien representados por el trabajo
de caballos fuertes pero no adiestrados. Cuando el uno tira para
adelante, el otro tira para atrás; al oír la voz de su amo el uno se
echa hacia adelante, y el otro se queda inmóvil. Si los hombres no
avanzan en armonía en la grande y sublime obra para este tiempo,
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habrá confusión. No es buena señal cuando los hombres se niegan a
unirse a sus hermanos, y prefieren obrar solos. Depositen los obreros
su confianza en los hermanos que se sientan libres para señalar todo
apartamiento de los principios correctos. Si los hombres llevan el
yugo de Cristo, no pueden tirar separadamente; tirarán con Cristo.
Algunos obreros trabajan con toda la fuerza que Dios les dió,
pero no han aprendido todavía que no deben trabajar solos. En vez
de aislarse, trabajen en armonía con sus colaboradores. A menos
que lo hagan, su actividad obrará inoportunamente y de una ma-
nera equivocada. Su obra contrarrestará muchas veces lo que Dios
quisiera que se hiciese, y así su trabajo será peor que inútil.
Por otro lado, los dirigentes de entre el pueblo de Dios deben
guardarse del peligro de condenar los métodos de los obreros indi-
viduales que sean inducidos por el Señor a hacer una obra especial
para la cual hay pocos idóneos. Sean los hermanos que llevan res-
ponsabilidades lentos para criticar movimientos que no estén en
perfecta armonía con sus métodos de trabajo. No supongan ellos
nunca que cada plan debe reflejar su propia personalidad. No teman
confiar en los métodos de otros; porque al privar de su confianza a un
hermano obrero que, con humildad y celo consagrado, está haciendo