Página 443 - Obreros Evang

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“Considerémonos los unos a los otros”
Muchas veces encontraréis almas que están sometidas a fuerte
tentación. No sabéis cuán intensamente está luchando Satanás con
ellas. Guardaos de desanimar a esas almas, dando así ventaja al
tentador.
Cuando quiera que veáis u oigáis algo que necesita ser corregido,
buscad al Señor para obtener sabiduría y gracia, para que al tratar de
ser fieles, no seáis severos. Es siempre humillante para uno que le
señalen sus errores. No amarguéis aún más la experiencia por una
censura inútil. La crítica cruel produce desaliento, y despoja la vida
de la alegría y felicidad.
Hermanos míos, prevaleced más bien por amor que por severidad.
Cuando el que comete una falta reconoce su error, tened cuidado de
no destruir su respeto propio. No tratéis de herir, sino más bien de
vendar y sanar.
Nadie posee una sensibilidad tan aguda o una naturaleza tan re-
finada como nuestro Salvador. ¡Y qué paciencia manifiesta él hacia
nosotros! Año tras año, soporta nuestra debilidad e ignorancia, con
nuestra ingratitud y desvarío. A pesar de todos nuestros extravíos,
de nuestra dureza de corazón, de nuestra negligencia de sus santas
palabras, su mano está todavía extendida. Y él nos dice: “Un manda-
miento nuevo os doy: Que os améis unos a otros: como os he amado,
que también os améis los unos a los otros.
Hermanos, consideraos como misioneros, no entre los paganos,
sino entre vuestros colaboradores. Se necesita mucho tiempo y tra-
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bajo para convencer a un alma acerca de las verdades especiales para
este tiempo. Y cuando las almas se apartan del pecado para allegarse
a la justicia, hay gozo en la presencia de los ángeles. ¿Pensáis que
los espíritus ministradores que velan sobre estas almas, quedan sa-
tisfechos al ver con cuánta indiferencia las tratan muchos de los que
se llaman cristianos? Rigen las preferencias humanas. Se manifiesta
Juan 13:34
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