Página 453 - Obreros Evang

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El poder para el servicio
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a los que están lejos. Los “publicanos y las rameras,” deben oír la
invitación del Salvador. Por la benignidad y longanimidad de sus
mensajeros, la invitación viene a ser un poder compulsivo para elevar
a los que están sumidos en las más profundas simas del pecado.
Los motivos cristianos exigen que trabajemos con un propósito
constante, un interés incesante y una instancia cada vez mayor en
favor de las almas que Satanás trata de destruir. Nada ha de apagar
la ferviente y anhelante energía manifestada en la salvación de los
perdidos.
Notemos cómo por toda la Palabra de Dios se manifiesta el
espíritu de instancia, de implorar a los hombres y mujeres a que
acudan a Cristo. Debemos aprovechar toda oportunidad, en privado
y en público, presentando todo argumento, haciendo hincapié en todo
motivo de importancia infinita, para atraer a los hombres al Salvador.
Con toda nuestra fuerza debemos instarlos a que miren a Jesús y
acepten su vida de abnegación y sacrificio. Debemos demostrar que
esperamos que ellos den gozo al corazón de Cristo empleando cada
uno de sus dones para honrar su nombre.—
The Ministry of Healing,
164, 165
.
[523]
No es la cantidad de tiempo que trabajamos, sino nuestra pronta
disposición y nuestra fidelidad en el trabajo lo que lo hace aceptable
a Dios. En todo nuestro servicio se requiere una entrega completa
del yo. El deber más humilde, hecho con sinceridad y olvido de sí
mismo, es más agradable a Dios que el mayor trabajo cuando está
echado a perder por el engrandecimiento propio. El mira para ver
cuánto del espíritu de Cristo abrigamos, y cuánta de la semejanza
de Cristo revela nuestra obra. El considera mayores el amor y la
fidelidad con que trabajamos que la cantidad que efectuamos.
Tan sólo cuando el egoísmo está muerto, cuando la lucha por la
supremacía está desterrada, cuando la gratitud llena el corazón, y
el amor hace fragante la vida, tan sólo entonces Cristo mora en el
alma, y nosotros somos reconocidos como obreros juntamente con
Dios.—
Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 369, 370
.
* * * * *
Entre todos los habitantes del mundo, los reformadores deben
ser los más desinteresados, bondadosos y corteses. Debe notarse en