La circulación de nuestras revistas
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y estaríamos ansiosos por presentar esas verdades a quienes no las
poseen...
En toda nuestra obra debemos ejercer cuidado para que una rama
no se convierta en especialidad, mientras sufren otros intereses. No
se ha puesto suficiente interés en la circulación de nuestras revistas
de salud. La circulación de esas revistas no se debe descuidar, porque
si se lo hace, la gente sufrirá una gran pérdida.
Que nadie piense que la circulación de las revistas de salud es
un asunto de menor importancia. Todos deberían manifestar más
interés en esta obra y realizar mayores esfuerzos para llevarla a
cabo. Dios bendecirá abundantemente a los que se preocupen de
esto con seriedad, porque es la obra que debiera recibir atención en
este tiempo.
Los pastores pueden hacer mucho por estimular la circulación
de las revistas de salud, y deberían hacerlo. Cada miembro de la
iglesia debiera trabajar fervorosamente en favor de esas revistas,
como también de otras publicaciones. No debiera existir fricción
entre las dos. Ambas debieran circular al mismo tiempo en el campo.
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Cada una es complemento de la otra, y en ningún sentido puede
ocupar su lugar. La circulación de las revistas de salud constituirá un
medio poderoso para preparar a la gente para que acepte las verdades
especiales que la harán idónea para la pronta venida del Hijo del
Hombre.—
Consejos sobre la salud, 442-445 (1901)
.
Un programa equilibrado
—Usted siente un profundo interés
en la circulación de las revistas de salud, y está en lo correcto; pero
esa rama especial no debería absorber todo. La reforma pro salud
está relacionada tan estrechamente con el mensaje del tercer ángel
como el brazo lo está con el cuerpo. La proclamación del mensaje
del tercer ángel, los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús
es la gran carga de nuestra obra. El mensaje ha de ser proclamado
con fuerte voz, y ha de ir a todo el mundo. La presentación de los
principios de salud debe estar unida con la predicación del mensaje,
pero de ningún modo ha de ser independiente de ella, ni debería
reemplazarla de ninguna manera.—
Carta 57, 1896
.
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