Página 12 - El otro Poder (1996)

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El otro Poder
Únicamente si hacemos esto podrá acompañarnos su mano pros-
peradora. Consideremos el trato de Dios con sus hijos en lo pasado.
Notemos cómo, mientras llevaban su estandarte, él los exaltó delante
de sus enemigos. Pero cuando, dominados por la exaltación propia,
dejaron de obedecer y ensalzaron un poder y un principio que eran
opuestos a Dios, él los dejó acarrear sobre sí mismos desastre y
derrota...
Los redactores de nuestras revistas, los maestros de nuestras
escuelas, los presidentes de nuestras asociaciones, todos necesitan
beber de los raudales puros del río del agua de la vida. Todos nece-
sitan comprender más plenamente las palabras dirigidas por nuestro
Señor a la mujer samaritana: “Si conocieras el don de Dios, y quién
es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua
viva... Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas
el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que
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el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para
vida eterna”.
Juan 4:10-14
...
Carácter de lo que se ha de publicar
—Dedíquense nuestras re-
vistas a la publicación de material vivo y serio. Rebose cada artículo
de pensamientos prácticos, elevadores y ennoblecedores, pensamien-
tos que darán al lector ayuda, luz y fuerza. Debe honrarse como
nunca antes la religión y la santidad en la familia. Si hay un pueblo
que necesita andar ante Dios como Enoc es el pueblo adventista
del séptimo día de hoy, que debe demostrar su sinceridad por sus
palabras puras, limpias y llenas de simpatía, ternura y amor.
Hay momentos cuando son necesarias las palabras de reprensión
y reproche. A quienes han salido del camino recto debe despertárse-
los para que vean el peligro. Debe dárseles un mensaje que los saque
del letargo que encadena sus sentidos. Debe producirse una renova-
ción moral, de lo contrario las personas perecerán en sus pecados.
Déjese penetrar hasta el corazón el mensaje de la verdad, como una
aguda espada de dos filos. Háganse llamamientos que despierten a
los negligentes y hagan volver a Dios a los espíritus extraviados en
la insensatez.
Debe atraerse poderosamente la atención de la gente. Nuestro
mensaje es sabor de vida para vida o de muerte para muerte. Están
en la balanza los destinos de los seres humanos. Hay multitudes en