Página 120 - El otro Poder (1996)

Basic HTML Version

Capítulo 23—La mayordomía del autor
El capital del trabajador intelectual
—Los trabajadores inte-
lectuales tienen un capital dado por Dios. El resultado de su estudio
pertenece a Dios, no al hombre. Si el obrero entrega fielmente a su
empleador el tiempo por el cual recibe salario, entonces el empleador
no puede pedirle más. Y si por la diligente y austera economía de
los momentos, prepara otro material valioso para ser publicado, le
pertenece para ser usado como crea que servirá mejor a la causa de
Dios. Si renuncia a todo menos a una pequeña parte de sus derechos
de autor [
royalties
], ha hecho una buena obra para los que publican
el libro, y no se le debería pedir más.—
Testimonies for the Church
5:563 (1889)
.
El interés del autor
—Dios desea llevar a los hombres a una
relación directa consigo. En su trato con los seres humanos reconoce
el principio de la responsabilidad personal. Procura estimular un
sentido de dependencia personal y a impresionarlos con la necesi-
dad de una conducción personal. Sus dones son entregados a los
hombres como individuos. Cada hombre ha sido designado como
mayordomo de cometidos sagrados y debe cumplirlos de acuerdo
con las indicaciones del Dador. Cada uno deberá dar cuenta de su
[163]
mayordomía a Dios...
En nuestro trato mutuo, Dios desea que cuidemos el principio de
la responsabilidad personal ante Dios y la dependencia de él. Es un
principio que debe ser especialmente observado por nuestras casas
editoras en su trato con los autores.
Algunos han sugerido que los autores no tienen derecho a ser
mayordomos de sus propias obras; que deberían entregar sus obras al
control de las casas editoras o de la asociación. Creen que, más allá
de los gastos incurridos en la producción del manuscrito, no deberían
pretender una parte de las ganancias, pues esto debería quedar en
manos de la asociación o la casa editora, para ser asignados, a criterio
de ellos, a las diversas necesidades de la obra. De este modo la
116