120
El otro Poder
escrito algo en relación con la preparación de ilustraciones, espe-
cialmente para nuestros libros. La inversión de cuantiosos medios
para tal propósito ha constituido decididamente un error. No son
ilustraciones lo que debemos sentirnos compelidos a presentar ante
la gente, sino la verdad que necesitan conocer. La tarea de ilustrar
nuestras publicaciones es una constante tentación de obtener dinero.
Quienes necesitan los libros, y los apreciarían, no pueden obtenerlos
como consecuencia de su elevado precio...
No acepten las tentaciones que llegarán hasta ustedes con pe-
culiar fuerza para que editen libros cuya preparación implica una
gran inversión de dinero. Dios no está en ese negocio. Los miles
de dólares gastados en ilustraciones podrían dedicarse a producir
libros que puedan ser vendidos a un precio reducido. Cuando los
[169]
pastores asisten a los congresos, asambleas y concilios deberían
tener el privilegio de llevar esos libros consigo y venderlos a un
precio tan bajo como sea posible. Con las ganancias así obtenidas
deberían comprar libros para presentarlos a quienes de entre nuestro
pueblo no pueden adquirirlos, o a los no creyentes, quienes podrían
de esa manera ser llevados al conocimiento de la verdad...
Es demasiado tarde para depender de las tapas costosas de un
libro o de sus ilustraciones abundantes para su venta... Los libros
que la gente necesita deberían ser publicados de tal manera que
estén libres de toda ostentación. El ahorro de los miles de dólares
gastados en ilustraciones haría posible que los libros fueran vendidos
a un precio accesible para muchos. El Señor no ha inspirado ese
entusiasmo. Esto es parte de la obra que se ha desviado de la sencillez
de la fe que debería caracterizar a los adventistas del séptimo día
como pueblo elegido y celoso de buenas obras. Los colportores y
los artistas han tenido mucha influencia en lo que respecta a las
decisiones relacionadas con el tema de las ilustraciones.
Me ha causado sorpresa el aumento de los gastos ocasionados
por las ilustraciones que fueron puestas delante de mí.—
Carta 133,
1899
.
Extravagancia en las ilustraciones
—Se me ha mostrado que
la abundancia de ilustraciones preparadas para nuestras revistas y
libros está convirtiéndose en una ambición no santificada; y los
peligros de la rivalidad están aumentando hasta alcanzar una medida
alarmante. Los libros que estamos enviando al mundo están costando