Página 127 - El otro Poder (1996)

Basic HTML Version

Las ilustraciones de nuestras publicaciones
123
Algunos de los clichés usados son muy inferiores, e ilustran pobre-
mente los temas presentados. Espero que nuestras publicaciones
no se asemejen a almanaques cómicos. No quisiera condenar por
completo el uso de ilustraciones, pero se deberían usar muy pocas,
[173]
y sólo las que ilustren bien los temas... No objeto el hecho que se
seleccionen pocas y buenas ilustraciones. Que las ilustraciones sean
bien seleccionadas antes que numerosas.—
Carta 28a, 1897
.
Ilustraciones inapropiadas en nuestras revistas
—Me sentí
grandemente dolorida al ver en la primera página de un número
reciente de
Signs
una ilustración del lugar de nacimiento de Shakes-
peare, acompañada por un artículo acerca de Shakespeare. Pueda
el Señor tener misericordia de nuestro discernimiento si es que no
tenemos un mejor alimento que ése para dar a la manada de Dios.
Me sentí muy apenada al ver a quienes ocupan posiciones de res-
ponsabilidad, que diariamente deberían estar obteniendo una rica
experiencia, colocando tal tema delante de la gente.
Miren, el tabernáculo de Dios está con los hombres, y benigna-
mente condesciende a habitar entre ellos. Que los representantes de
la verdad para este tiempo oren ardientemente por un claro discer-
nimiento espiritual. Que sean sinceramente celosos del honor del
Señor Dios de los ejércitos. Que vean la pecaminosidad de exaltar
a hombres como Shakespeare, llamando la atención del pueblo a
quienes no honraron a Dios ni representaron a Cristo con sus vidas.
Los hombres que ocupan posiciones de responsabilidad en la
obra de Dios necesitan ser renovados en el espíritu de su mente.
Que eleven sus voces contra la adoración a los seres humanos,
dando honor a quien deben honrar. Los hombres que editan nuestras
revistas necesitan el toque divino. Necesitan la unción del Espíritu
Santo.
“¿Qué significan estas cosas?”
—Me sentí afligida y desconso-
[174]
lada cuando miré la representación de la primera página de
Signs
a
la cual me he referido. Me pregunté: “¿Qué significan estas cosas?”
Me sentí tan angustiada mentalmente que me enfermé físicamente.
Me fui a la cama a las ocho, y dormí por un breve tiempo, creo
que alrededor de una hora. Entonces me pareció estar delante de
quienes se encuentran en posiciones de responsabilidad en la Pacific
Press, llevándoles un mensaje. El Espíritu de Dios vino sobre mí,
y no pude dejar de hablarles. Ahora no puedo escribir todo lo que