Página 129 - El otro Poder (1996)

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Las ilustraciones de nuestras publicaciones
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se lo denomina “la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto... Biena-
venturado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía...
porque el tiempo está cerca”.
Apocalipsis 1:1-3
.
Debemos proclamar al mundo las grandes y solemnes verda-
des del Apocalipsis. Estas verdades deben entrar en los mismos
designios y principios de la iglesia de Dios...
Tenemos una obra muy importante que hacer: la obra de procla-
mar el mensaje del tercer ángel. Estamos enfrentando los asuntos
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más importantes que los hombres alguna vez han sido llamados a
enfrentar. Todos deberían comprender las verdades contenidas en
estos tres mensajes, porque son esenciales para la salvación.
Mis hermanos, ¿no darán pan y no piedra a la manada de Dios?
Nunca imprimamos en nuestras publicaciones una palabra que re-
baje el nivel que Dios espera que alcance su pueblo. No llamemos
brillantes a los hombres que no han tenido la sabiduría para elegir al
Señor Jesucristo, quien es la luz y la vida del mundo. La excelencia
de un hombre está determinada por su posesión de las virtudes de
Cristo. No quitemos nuestra mirada de Cristo para posarla en los
seres humanos pecadores. La verdad debe ser mantenida delante
de la gente. El modelo de pureza, temperancia y santidad debe ser
elevado.
Es imposible decir qué alcances podría tener para ustedes la
impresión de tales ilustraciones y artículos. La publicación haría
mayor bien si se le diera menos espacio a las ilustraciones.
Fui instruida para decir que ustedes podrían hacer una descrip-
ción magnificada de Satanás. Podrían hablar de la grandeza de su
inteligencia y poder. Podrían cautivar la razón de quienes leen
Signs
con estos temas. Pero sabemos que no sería correcto hacer eso.
Deseo poner este asunto delante de ustedes tan pronto como
sea posible; por lo tanto, no puedo tomarme tiempo para escribir
completamente sobre el asunto. Fui instruida para decir que han
deshonrado a Dios. Ustedes no pretendieron hacerlo, pero lo han
hecho.—
Carta 106, 1902
.
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