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El otro Poder
avanzar como una lámpara que arde, para que toda mente dotada de
razón tenga el privilegio de escuchar la verdad para este tiempo.—
Manuscrito 61, 1909
.
Estímulo e instrucción en los comienzos
—En julio de 1853
vi que no era correcto que la revista, reconocida y aprobada por
Dios, saliera con tan poca frecuencia
La causa, en el tiempo en
que vivimos, exige un periódico semanal, así como la publicación
de muchos más folletos para exponer los errores que se multiplican
en este tiempo; pero la obra queda estorbada por falta de recursos.
Vi que la verdad debe avanzar y que no debemos ser temerosos.
Es preferible que los folletos y periódicos lleguen a tres personas
que no los necesiten antes que privar de ellos a una persona que los
apreciaría y podría beneficiarse con ellos. Vi que las señales de los
últimos días deben destacarse claramente, pues las manifestaciones
de Satanás van en aumento. Las publicaciones de Satanás y de sus
[16]
agentes van creciendo; su poder también crece, y lo que hagamos
para presentar la verdad a otros debe ser hecho prestamente.
Se me mostró que una vez publicada la verdad, subsistirá, porque
es la verdad para los últimos días; vivirá y en el futuro será menos lo
que se necesitará decir al respecto. No es necesario poner innume-
rables palabras en el papel para justificar una verdad que habla por
sí misma y resplandece en su claridad. La verdad es directa, clara,
sencilla, y se destaca audazmente en su propia defensa. No sucede
así con el error. Este es tan tortuoso que necesita una multitud de
palabras para ser explicado. Vi que toda la luz que se había recibido
en algunos lugares provenía de la revista, y que por ella ciertas per-
sonas habían aceptado la verdad. Luego, éstas habían hablado de esa
verdad a otros, y por causa de ese mensajero silencioso había mu-
chos creyentes en varios lugares. El mensaje era su único predicador.
Por falta de recursos, la causa de la verdad no debe ser estorbada en
su marcha hacia adelante.—
Primeros Escritos, 95, 96 (1853)
.
[17]
Hasta entonces
The Review and Herald
[Revista y Heraldo, nuestra actual
Revista
Adventista
, en inglés] se había publicado con bastante irregularidad y salía quincenalmen-
te.