Página 36 - El otro Poder (1996)

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El otro Poder
que salen de él hablando cosas perversas. Por medio de ellos queda
vilipendiado el camino de la verdad.
Nadie debe confiar demasiado en sí mismo, considerando que
Dios le ha dado una luz especial, mayor que la de sus hermanos. Se
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nos representa a Cristo como morando en medio de su pueblo; y a
los creyentes como “edificados sobre el fundamento de los apóstoles
y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un
templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíritu”.
Efesios 2:20-22
.
Agrega Pablo: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis
como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda
humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a
los otros en amor; solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el
vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también
llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor,
una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos,
y por todos, y en todos”.
Efesios 4:1-6
.
Cuidado con los problemas colaterales
—Lo que el Hno. D
llama luz es aparentemente inofensivo y no se diría que alguien
pudiese verse perjudicado por ello. Pero, hermanos, es idea y cuña
de entrada de Satanás. Esto ha sido probado vez tras vez. A veces
alguien acepta una idea nueva y original que no parece estar en
conflicto con la verdad, y se espacia en ella hasta que le parece que
está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder
para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe
todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad
queda desarraigada del corazón.
Apenas se inician en su mente ideas erráticas, el Hno. D empieza
a perder la fe y a poner en duda la obra del Espíritu que se ha
manifestado entre nosotros durante tantos años. No es un hombre
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que pueda recibir lo que él llama luz especial, que no sea impartida
a otros. Por lo tanto no hay seguridad en permitirle una influencia
que sólo lo llevará a desequilibrar otras mentes. Eso significaría
abrir una puerta por la cual Satanás introduciría muchos errores
que distraerían la mente de la importancia de la verdad para este
tiempo. Hermanos, como embajadora de Cristo, os amonesto a que
desconfiéis de estas cuestiones unilaterales que tienden a distraer