Página 60 - El otro Poder (1996)

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El otro Poder
demasiados discursos acerca de temas debatidos, cuando su propio
ser necesita la piedad práctica.
Se ha abierto una puerta para las divergencias, la lucha, las con-
tiendas y las diferencias que ninguno puede ver sino Dios. Su ojo
recorre desde el principio hasta el fin. Sólo Dios conoce la magnitud
del mal. La amargura, la ira, el resentimiento, los celos y el dolor del
corazón provocado por las controversias de ambos bandos produce
la pérdida de muchas vidas.
Quiera el Señor darnos una visión de la necesidad de beber de la
Fuente viva del agua de vida. Sus puras corrientes nos refrescarán
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y sanarán, junto con los que se relacionan con nosotros. ¡Oh, si los
corazones sólo fueran subyugados por el Espíritu de Dios! Si el
ojo fuera bueno para gloria de Dios, ¡qué torrente de luz celestial
descendería sobre el ser entero! El que habló como ningún hombre
habló fue un educador sobre la Tierra. Después de su resurrección
fue un educador para los solitarios y chasqueados discípulos que
viajaban a Emaús y para los que estaban reunidos en el aposento alto.
Les abrió las Escrituras en pasajes que se referían a él e hizo que sus
corazones saltaran con nueva esperanza y gozo santo y sagrado...
Nuestro Redentor vive para interceder por nosotros, y ahora, si
queremos aprender diariamente en la escuela de Cristo y acariciamos
las lecciones que quiere enseñarnos con humildad y mansedumbre
de corazón, tendremos una medida tan grande del espíritu de Jesús
que el yo no estará entretejido en nada de lo que podamos hacer o
decir. El ojo será bueno para la gloria de Dios. Necesitamos hacer
esfuerzos especiales para contestar la oración de Cristo para que
seamos uno como él es uno con el Padre...
Artículos acerca de la redención
—Las maravillas de la reden-
ción se consideran muy livianamente. Necesitamos que estos temas
sean presentados más plena y continuamente en nuestros sermones
y publicaciones. Necesitamos que nuestros propios corazones sean
profundamente conmovidos con estas salvadoras verdades. Hay pe-
ligro de que los discursos y artículos sean como la ofrenda de Caín:
sin Cristo.
Cuando seamos bautizados con el Espíritu de Jesús habrá amor,
armonía y mansedumbre. El yo se esconderá en Jesús, recibirá la
sabiduría de Cristo, que iluminará el entendimiento. Entonces, lo
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que parece oscuro se aclarará. Las facultades serán ensanchadas