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La Oración
Pidamos con insistencia, aun cuando la respuesta no llegue
En algunos casos las respuestas a nuestras oraciones vienen de
inmediato. Pero otras veces tenemos que esperar pacientemente y
continuar rogando por las cosas que necesitamos; aquí se aplica
como ilustración el caso del solicitante importuno que buscaba pan.
“¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le
dice: amigo, prestame tres panes?” Esta lección significa más de lo
que podemos imaginar. Debemos perseverar en nuestras peticiones,
aunque no obtengamos respuesta inmediata a nuestras oraciones.
“Yo os digo: pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y
al que llama, se le abrirá”.
Lucas 1:9-10
.
Necesitamos gracia, necesitamos iluminación divina, para que
por medio del Espíritu sepamos pedir las cosas que necesitamos. Si
nuestras peticiones son dictadas por el Señor, serán contestadas.—
Consejos sobre la Salud, 377
.
Demora en la respuesta para revelar nuestro egoísmo
El que bendijo al noble en Capernaúm siente hoy tantos deseos
de bendecirnos a nosotros. Pero como el padre afligido, somos con
frecuencia inducidos a buscar a Jesús por el deseo de algún beneficio
terrenal; y hacemos depender nuestra confianza en su amor de que
nos sea otorgado lo pedido. El Salvador anhela darnos una bendición
mayor que la que solicitamos; y dilata la respuesta a nuestra petición
a fin de poder mostrarnos el mal que hay en nuestro corazón y
nuestra profunda necesidad de su gracia. Desea que renunciemos al
egoísmo que nos induce a buscarlo. Confesando nuestra impotencia
y acerba necesidad, debemos confiarnos completamente a su amor.
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El noble quería ver el cumplimiento de su oración antes de creer;
pero tuvo que aceptar el aserto de Jesús de que su petición había
sido oída, y el beneficio otorgado. También nosotros tenemos que
aprender esta lección. Nuestra fe en Cristo no debe estribar en que
veamos o sintamos que él nos oye. Debemos confiar en sus promesas.
Cuando acudimos a él con fe, toda petición alcanza al corazón de
Dios. Cuando hemos pedido su bendición, debemos creer que la
recibimos y agradecerle que la hemos recibido. Luego debemos