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La oración diaria
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siempre más y más amoldada conforme al ejemplo divino, y “la
paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jesús”.
Filipenses
4:7
.—
Joyas de los Testimonios 3:92, 93
.
La oración, nuestra primera y principal tarea cotidiana
Debemos considerar todo deber, por muy humilde que sea, como
sagrado por ser parte del servicio de Dios. Nuestra oración cotidiana
debería ser: “Señor, ayúdame a hacer lo mejor que pueda. Enséña-
me a hacer mejor mi trabajo. Dame energía y alegría. Ayúdame a
compartir en mi servicio el amante ministerio del Salvador”.—
El
Ministerio de Curación, 376
.
Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer
trabajo. Sea tu oración: “Tómame ¡oh Señor! como enteramente
tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio.
Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti”. Este es un asunto
diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos
tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo
indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios
y será cada vez mas semejante a la de Cristo.—
El Camino a Cristo,
69, 70
.
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