La oración en el círculo del hogar
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principios tan firmes que ni siquiera las tentaciones más arrolladoras
los aparten de su fidelidad hacia Dios.—
Mi vita hoy, 18
.
Debiéramos orar a Dios mucho más de lo que lo hacemos. Hay
gran fortaleza y bendición al orar juntos en familia con nuestros hijos
y para ellos. Cuando mis hijos han cometido errores y he hablado
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con ellos bondadosamente y luego he orado con ellos, nunca he
encontrado la necesidad de castigarlos después. Su corazón se con-
movía de ternura delante del Espíritu Santo que venía en respuesta a
la oración.—
Conducción del Niño, 497
.
El lenguaje sencillo es el más apropiado para la oración
El lenguaje grandilocuente no es apropiado en la oración, ya
sea la petición hecha en el púlpito, en el círculo de la familia o en
secreto. Especialmente aquel que ora en público debe emplear un
lenguaje sencillo, a fin de que otros puedan entender lo que dice y
unirse a la petición.
Es la sentida oración de fe la que es oída en el cielo y contestada
en la tierra.—
Obreros Evangélicos, 186
.
Enséñese a los niños a respetar la hora de la oración
Debéis enseñar a vuestros hijos a ser bondadosos, serviciales,
accesibles a las súplicas y, sobre todo lo demás, respetuosos de las
cosas religiosas, y deben sentir la importancia de los requerimientos
de Dios. Se les debe enseñar a respetar la hora de la oración; se debe
exigir que se levanten por la mañana para estar presentes en el culto
familiar.—
Conducción del Niño, 493
.
Es mejor ofrecer en casa las oraciones por nuestra familia
No debemos ir a la casa de Dios a orar por nuestras familias, a
menos que nos induzca a ello un profundo sentimiento, mientras el
Espíritu de Dios las está convenciendo. Generalmente, el momento
apropiado para orar por nuestras familias es el culto de familia.
Cuando las personas objeto de nuestras oraciones están lejos, la
cámara secreta es el lugar apropiado donde se puede interceder ante
Dios en su favor. Cuando estamos en la casa de Dios, debemos
pedir por una bendición para ese momento y esperar que Dios oirá y