La oración y la adoración
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podrán ustedes mantener su integridad.—
Testimonios para la Iglesia
7:186
.
Prepárate para la eternidad con un celo que no has manifestado
todavía. Educa la mente para amar la Biblia, amar la reunión de
oración, amar la hora de meditación, y sobre todo, la hora en la
cual el alma comulga con Dios. Adquiere la mentalidad del cielo
si quieres unirte con el coro celestial en las mansiones divinas.—
Testimonios para la Iglesia 2:241, 242
.
Cuando el Espíritu de Dios obre en el corazón, limpiando el
templo del alma de toda su desgracia de mundanalidad y amor al
placer, todos se encontrarán en las reuniones de oración, fieles en
cumplir su deber y fervientes y ansiosos de cosechar todo el beneficio
posible. El obrero fiel del Maestro aprovechará cada oportunidad
para colocarse directamente bajo los rayos de luz del trono de Dios,
y esta luz será reflejada en otros.—
Testimonies for the Church 4:461
.
[239]
La santidad del momento, el lugar de la oración y la adoración
pública
La verdadera reverencia hacia Dios tiene su origen en la com-
prensión de su infinita grandeza, y en la sensación de su presencia.
El corazón de todo niño debería ser profundamente impresionado
por esta presencia del Invisible. Debería enseñarse al niño a consi-
derar sagrados la hora y el lugar de la oración y los cultos públicos,
porque Dios está en ellos. Y al manifestar reverencia en la actitud
y la conducta, el sentimiento que lo inspire se profundizará.—
La
Educación, 237
.
La oración, ya se eleve en público, ya se ofrezca sobre el altar de
la familia o en secreto, coloca al hombre directamente en presencia
de Dios. Mediante la oración constante los jóvenes pueden adquirir
principios tan firmes que ni siquiera las tentaciones más arrolladoras
los aparten de su fidelidad hacia Dios.—
Mi vita hoy, 18
.
Las oraciones públicas no deben ser largas ni secas
Como hijos del Rey celestial, deben educarse para dar testimonio
en voz clara y distinta, y de tal manera que nadie pueda recibir la
impresión de que les cuesta hablar de la misericordia del Señor.