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La oración y la adoración
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Las oraciones y los discursos largos y prosaicos no cuadran en
ningún lugar, pero mucho menos en la reunión de testimonios...
Cansan a los ángeles y a la gente que los escucha. Las oraciones
deben ser cortas y directas... Dejemos al Espíritu de Dios entrar en
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nuestro corazón, y él apartará toda árida formalidad.—
Joyas de los
Testimonios 1:458
.
Uno o dos minutos bastan para cualquier oración común.—
Testimonios para la Iglesia 2:514
.
Las oraciones largas convierten en desagradable el culto
En cada familia debería haber una hora fija para el culto matutino
y vespertino. ¿No conviene a los padres reunir en derredor suyo a
sus hijos antes del desayuno para agradecer al Padre celestial por
su protección durante la noche, y para pedirle su ayuda y cuidado
durante el día? ¿No es propio también, cuando llega el anochecer,
que los padres y los hijos se reúnan una vez más delante de Dios para
agradecerle las bendiciones recibidas durante el día que termina?
El padre, o en su ausencia la madre, debe presidir el culto y elegir
un pasaje interesante de las Escrituras que pueda comprenderse con
facilidad. El culto debe ser corto. Cuando se lee un capítulo largo y
se hace una oración larga, el culto se torna fatigoso y se siente alivio
cuando termina. Dios queda deshonrado cuando el culto se vuelve
árido y fastidioso, cuando carece tanto de interés que los hijos lo
temen.
Padres y madres, cuidad de que el momento dedicado al culto
de familia sea en extremo interesante. No hay razón alguna porque
no sea este el momento más agradable del día. Con un poco de
preparación podréis hacerlo interesante y provechoso. De vez en
cuando, introducid algún cambio. Se pueden hacer preguntas con
referencia al texto leído, y dar con fervor algunas explicaciones
oportunas. Se puede cantar un himno de alabanza. La oración debe
ser corta y precisa. El que ora debe hacerlo con palabras sencillas y
fervientes; debe alabar a Dios por su bondad y pedirle su ayuda. Si
las circunstancias lo permiten, dejad a los niños tomar parte en la
lectura y la oración.
La eternidad sola pondrá en evidencia el bien verificado por esos
cultos de familia.—
Testimonios para la Iglesia 7:44, 45
.
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