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Satanás y la oración
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se regocija cuando es casi imposible oír las oraciones ofrecidas a
Dios.
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Aprenda el pueblo de Dios a hablar y orar de una manera que
represente apropiadamente las grandes verdades que poseemos. Sean
claros y distintos los testimonios dados y las oraciones formuladas.
Así será glorificado el Señor.—
Obreros Evangélicos, 91
.
Satanás intenta convencernos de que la oración no es necesaria
La idea de que la oración no es esencial es una de las astucias de
las que con mayor éxito se vale Satanás para destruir a las almas. La
oración es una comunión con Dios, fuente de la sabiduría, fuerza,
dicha y paz.—
Conducción del Niño, 490
.
Satanás ve a los siervos del Señor agobiados al comprobar las
tinieblas espirituales que envuelven a los hombres. Oye sus ardien-
tes oraciones, en que piden a Dios gracia y poder para sacudir la
indiferencia y la indolencia de las almas. Entonces despliega sus
artes con nuevo ardor. Tienta a los hombres para que cedan a la
glotonería o a cualquier otra forma de sensualidad, y adormece de
tal modo su sensibilidad que dejan de oír precisamente las cosas que
más necesitan saber.
Bien sabe Satanás que todos aquellos a quienes pueda inducir
a descuidar la oración y el estudio de las Sagradas Escrituras serán
vencidos por sus ataques. De aquí que invente cuanta estratagema
le es posible para tener las mentes distraídas. Siempre ha habido
una categoría de personas que profesan santidad, y que en lugar
de procurar crecer en el conocimiento de la verdad, hacen consistir
su religión en buscar alguna falta en el carácter de aquellos con
quienes no están de acuerdo, o algún error en su credo. Son los
mejores agentes de Satanás. Los acusadores de los hermanos no son
pocos; siempre son diligentes cuando Dios está obrando y cuando
sus hijos le rinden verdadero homenaje. Son ellos los que dan falsa
interpretación a las palabras y acciones de los que aman la verdad y
la obedecen. Hacen pasar a los más serios, celosos y desinteresados
siervos de Cristo por engañados o engañadores. Su obra consiste en
desnaturalizar los móviles de toda acción buena y noble, en hacer
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circular insinuaciones malévolas y despertar sospechas en las mentes
poco experimentadas. Harán cuanto sea imaginable porque aparezca