La oración y la ganancia de almas
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La oración logra más por la ganancia de las almas que las
meras palabras
Satanás está en vuestro camino. Es un adversario artero, y el
espíritu maligno con que tropezáis en vuestro trabajo es inspirado
por él. Aquellos a quienes él dirige se hacen eco de sus palabras. Si
se pudiera descorrer el velo que cubre sus ojos, los que trabajan de
esta suerte verían a Satanás ejerciendo todas sus artes para ganarlos
para sí desviándolos de la verdad. En la tarea de rescatar almas de sus
engaños, se realizará mucho más por medio de la oración humilde
hecha con el espíritu de Cristo que utilizando muchas palabras sin
oración.—
El Colportor Evangélico, 113
.
Dios está llamando a jóvenes modestos, silenciosos, de mente
sobria, y hombres de edad madura bien equilibrados en sus princi-
pios, que puedan orar y también hablar, que se pongan en pie delante
de los de más edad y traten con respeto a las canas.
La causa de Dios está sufriendo por falta de obreros que tengan
comprensión y poder mental. Hermanos y hermanas, el Señor os
ha bendecido con facultades intelectuales capaces de vasto desa-
rrollo. Cultivad vuestros talentos con fervor perseverante. Educad
y disciplinad la mente por el estudio, la observación y la reflexión.
No podéis encontraros con la mente de Dios a menos que pongáis
en uso toda facultad. Las capacidades mentales se fortalecerán y
desarrollarán si salís a trabajar con el temor de Dios, con humildad, y
con una ferviente oración. Un propósito resuelto realizará milagros.
Sed cristianos abiertos, firmes y decididos. Exaltad a Jesús, hablad
con amor, referid su poder, y así permitiréis que vuestra luz brille
sobre el mundo.—
Notas Biográficas de Elena G. de White, 303
.
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Es más necesario orar que cantar
. Comenzad a orar por las
almas; aproximaos a Cristo, colocaos más cerca de su costado san-
grante. Permitid que un espíritu humilde y sereno adorne vuestras
vidas, y haced que vuestras peticiones fervientes, sinceras y humil-
des asciendan hacia Dios en busca de sabiduría, para tener éxito en
la salvación no solo de vuestra propia alma, sino también de otras
almas. Orad más de lo que cantáis. ¿Acaso no tenéis más necesidad
de orar que de cantar? Jóvenes y señoritas, Dios os pide que salgáis
a trabajar para él. Cambiad radicalmente vuestro comportamiento.
Podéis realizar una obra que no pueden hacer los que ministran en