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Oraciones respondidas
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Cristo presenta nuestras oraciones al Padre como si fueran
suyas
—Tan pronto como un hijo de Dios se acerca al propiciatorio,
llega a ser cliente del gran Abogado. Cuando pronuncia su primera
expresión de penitencia y súplica de perdón, Cristo acepta su caso y
lo hace suyo, presentando la súplica ante su Padre como su propia
súplica.—
Joyas de los Testimonios 3:29
.
Oremos para agradecer y alabar a Dios por las oraciones
respondidas
—En el segundo capítulo de 1 Samuel se registra la
oración de una mujer consagrada que sirvió y glorificó a Dios. Ella
oró: “ Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en
Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me
alegré en tu salvación. No hay santo como Jehová; porque no hay
ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro”.
1
Samuel 2:1, 2
. La ofrenda de gratitud de Ana por la respuesta a la
oración, es una lección de agradecimiento para quienes hoy reciben
respuestas a sus peticiones. ¿Olvidaremos alabar y agradecer a Dios
por su amante bondad?
David declara: “Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis sú-
plicas; porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en
todos mis días”.
Salmos 116:1, 2
. La bondad de Dios de escuchar
y responder nuestras oraciones nos compromete seriamente a agra-
decerle por los favores recibidos. Deberíamos alabar a Dios mucho
más. Las bendiciones recibidas en respuesta a la oración deberían
ser prontamente reconocidas. El registro de cada bendición debería
apuntarse en nuestro diario, para que cuando lo tomemos en nuestras
manos, podamos recordar la bondad del Señor y alabar su santo
nombre.—
The Review and Herald, 7 de mayo de 1908
.
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